Imagínate vivir en el año 1986, y visitar el país en el que tus padres nacieron y del cual no tienes ni idea, pues no te identificas o te sientes parte de él. Esto es lo que pasa con el estudiantes de un campamento cultural celebrado en Seúl para recibir a los hijos de ciudadanos coreanos que tuvieron que salir del país después de La Guerra de Corea.
En esta cinta se hace un recorrido histórico sobre la guerra y sobre el odio, ya conocido, hacia el pueblo japonés. Definitivamente, una película llena de referencias que serán útiles para comprender a cada uno de los personajes.
Estos campamentos fueron realmente creados y administrados por el gobierno coreano, sin embargo, los suspendió porque no podía controlar a los jóvenes, quienes estaban criados en contextos completamente diferentes a los de Corea.
En la historia conocemos a diversos jóvenes como Sid (Justin Chon) un punk de California; Sergio (el youtuber Coreano Loco), un chico ordinario de México; Klaus (Teo Yoo) un chico genio de Alemania; Grace (Jessika Van) la hija rebelde de un reverendo coreano y Kris (Rosalina Leight) una chica adoptada por una familia americana.
Dentro de la historia los chicos enfrentan cuestiones con el alcohol, problemas de identidad al no reconocerse como coreanos, cuestiones sexuales, y pasan miles de aventuras que harán de este campamento una de las mejores experiencias de su vida.
La cinta explota divertidas situaciones juveniles, y también románticas que seguramente los espectadores reconocerán de ellos mismos, adicionalmente hace alusión a lugares emblemáticos del país y cómo estos chicos se sientes ajenos al país y cómo poco a poco se van reencontrando con sus raíces.
La historia vale la pena debido a la forma tan interesante de contar sobre el sentimiento de miles de ciudadanos coreanos nacidos fuera de su país y cómo deben enfrentarse a una sociedad tan hermética como en la que sus padres nacieron.
Recuerda que puedes ver la cinta en Netflix, quien ha ampliado su catálogo de contenido asiático esta semana.