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#Recomendación: La melancolía de Haruhi Suzumiya

Escrito por Angel Garmol

El año 2000, la llegada de un nuevo mileno. Debemos sentirnos agradecidos por vivir algo como un cambio de milenio. Este hecho estuvo rodeado de muchas emociones, sobre todo de terror. Los miedos por un fallo tecnológico se hicieron latentes por varias personas, las cuales respiraron aliviadas al ver que el mundo no se acabó. El fenómeno conocido como Y2K dio pauta a muchos mitos y narrativas, una de ellas enfocada a un viajero del tiempo, pero también, y gracias a la ciencia ficción noventera, tuvimos historias sobre aliens, realidades alternas o espers.

Corría el año 2006 cuando Kyoto animation cautivó al mundo con una historia que mezclaba estos elementos de la ciencia ficción con una historia de chicos en la escuela. Quizás no lo pensaban, pero esta obra que adapta una serie de novelas ligeras se volvió todo un fenómeno y que, junto con otras series, se convertiría en un puente entre los seguidores de la vieja guardia del anime con los que apenas van comenzando. Incluso hoy en día se le podría llamar un nuevo clásico a la historia de la brigada SOS, que son liderados por la única Haruhi Suzumiya.

 

 

La melancolía de Haruhi Suzumiya comienza con la narración en voz en off de Kyon; un chico que acaba de entrar a preparatoria y quien nos cuenta como en este mundo no existen cosas como viajeros en el tiempo, extraterrestres o los espers (personas que pueden usar la telepatía). Kyon es realmente el apodo de este personaje, su nombre es un misterio para la audiencia y esto podría ser el eje narrativo de la trama, sin embargo, nuestro foco de atención se centra en la chica que se sienta atrás de él en clases.

Una cabellera castaña. Ojos dorados y con una fuerza descomunal en ellos. Una personalidad extrovertida, que hace lo que quiere cuando quiere. Una chica que dejó en claro que no tiene interés por los demás, a menos que sean aliens, viajeros del tiempo o espers. Con esa imagen Kyon queda sorprendido y empieza a sentir una curiosidad por la chica que se presentó el primer día de clases como Haruhi Suzumiya.

 

 

Los días van pasando y Kyon comienza a saber por los demás compañeros las excentricidades de Haruhi. Ella es buena en los deportes y hace muchas cosas que son poco convencionales. Haruhi y Kyon tienen una charla sobre los clubs de la escuela, siendo Haruhi quien expone que ningún club la deja completamente llena, por lo que recluta a Kyon para formar “La brigada SOS para salvar al mundo de devastación”. Hee digo “La brigada SOS de Haruhi Suzumiya para salvar al mundo con una sobre dosis de diversión.”

A esta brigada se “unen” otros tres miembros. Yuki Nagato es una chica callada y quien se la pasa leyendo la mayor parte del tiempo, ella era miembro del club de literatura, pero Haruhi la termina metiendo a la brigada, prácticamente porque están usando su salón de lectura como base. Mikuru Asahina es callada, tímida e inocente. Termina entrando al club por sus atributos físicos y muchas veces Haruhi la trata en algo que ya se podría considerar violencia sexual, pues la obliga a ponerse trajes algo atrevidos. Itsuki Koizumi es un misterioso estudiante de intercambio y quien entra a la brigada por este hecho, ya que Haruhi considera algo onírico su llegada. Es muy optimista y nunca pone quejas a las peticiones de la líder de la brigada.

 

 

La narrativa cumple con la lista de los Slice of life tradicionales: actividades del club, escenas chistosas, momentos de fan service, el viaje a la playa y el festival escolar. El giro está en los elementos de ciencia ficción que posee la serie. Cuando menos lo esperas, Yuki le está explicando a Kyon de “los poderes” de Haruhi y como el azar de la creación del club realmente fue un hecho planeado de forma inconsciente por ella. Los demás miembros del club poseen habilidades fuera de lo convencional y que de una u otra manera se relacionan con el destino, tanto de ellos como del de Haruhi.

 

 

En cuanto al diseño de producción se puede apreciar los primeros esbozos de lo que luego se convertiría en los sellos característicos de Kyoto animation. La fluidez del movimiento y el apoyo en algunas secuencias de la rotoscopia o el 3D le dieron a la serie un acabado muy cuidado, al punto que algunas secuencias pasaron a ser referencias.

Los diseños de personajes sobresalen por su paleta de colores. El uniforme de la escuela a la que asisten se volvió un elemento cultural y que fue usado por muchas cosplayers en sus inicios. Los fondos son las primeras pinceladas de esas bellas postales que luego nos daría el estudio, aun no tienen ese nivel tan emblemático, pero se notan esos primeros pasos de iluminación, composición y saturación.

 

 

La música es también un factor muy importante, al punto que es de las bandas sonoras mas conocidas. El opening es bueno, pero se vio opacado por el pegajoso ending. Y el motivo de esto es por la coreografía que hacen los personajes al final, al punto de que varios fanáticos la conocen (hasta en Lucky Star la bailan). Y, sin duda, no se pueden dejar fuera los temas Lost music y God Knows, siendo este último una hermosa carta de amor incondicional hacia una persona, a la cual seguirías hasta el fin del mundo y que es cantada de una forma magistral por la seiyuu de Haruhi; la muy querida por el staff Aya Hirano.

Y para cerrar esta parte, y más como una trivia, en la primera transmisión de la serie los capítulos estaban en desorden. No fue hasta la segunda transmisión que pasaron de forma correcta, e incluso se le añadieron más episodios. Esto como un guiño a que Haruhi tiene tanto poder, que hasta el orden de la serie puede alterar.

 

 

La melancolía de Haruhi Suzumiya es de esas series que se ganó un lugar en el corazón de muchos fans. La personalidad de la protagonista la hace ver como un antihéroe muchas veces y aun así conecta con el espectador. Los personajes secundarios van de personalidades genéricas a ser todo un misterio y que no hacen más que intrigar con sus habilidades y datos que poseen del universo donde viven.

El público actual y nuevo en el anime podrá no sorprenderse mucho con la trama o con los personajes, no obstante, se sentirán cómodos con lo bien que se ha mantenido la serie. Mientras que los fans con camino recorrido la pueden ver con ojos de nostalgia y recordar esos tiempos en que se dio una ola de personas bailando el Hare Hare Yukai.

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Sobre el autor

Angel Garmol