Japón Opinión

#Opinión | Tatemae, la cultura de callarse lo que uno piensa

Escrito por Pablo Millan

Hola a todos, esperamos estén teniendo una excelente mitad de semana. Hoy en nuestro artículo estilo editorial un servidor quisiera platicar sobre uno de los aspectos más marcados de la cultura japonesa, todo esto por una serie de eventos que pude ver la semana pasada en redes sociales japonesas hablando del hashtag #Metoo, el cual fue pensado para que mujeres que callaron en algún momento un caso de acoso o violación lo denunciaran de manera pública.

Hace unos meses en un mi primer artículo de #Opinión hablé un poco sobre el estado social de las mujeres en Japón, artículo nacido por el caso de una diputada que protestó sobre las condiciones laborales de las mujeres que son madre llevando a su hijo en brazos a la sesión legislativa, siendo expulsada por sus compañeros. Casos como este se han vuelto a ver, como los sucedidos al principios de este mes, donde paramédicas fueron abucheadas por socorrer a un político que se había desmayado en una arena de sumo, y al día siguiente la negación a la alcaldesa de la ciudad de Takarazuka para dar un discurso en un ring de este deporte, ambos casos porque la tradición marca que las mujeres no pueden tocar este espacio “sagrado”.

Aquí es donde empieza a resonar un concepto dentro de mi mente, la tradición marcando el comportamiento de la mujer es un evento. Hace unos días leía el artículo de un amigo que realizó una tesis de maestría en estudios de género sobre la pospornografía, y siguiendo la información utilizada para este llegué al famoso hashtag mencionado al principio, y me interesó saber como fue visto este movimiento en Japón. Fue muy sorpresivo el leer los artículos sobre el uso del hashtag en el archipiélago nipón, ya que sólo se conoce de tres usuarios que hicieron uso de la iniciativa.

Leyendo esto uno podría creer a primera oída que eso se refiere a que en Japón no se vive de manera grave la violencia sexual contra la mujer, pero revisando esos casos se puede ver todo el caso contrario. Primero quisiera contarles sobre el caso de Ha-Chu, una mujer dedicada al periodismo y el bloggeo, quien denunció haber sido acosada por el responsable creativo del grupo publicitario Dentsu, que después de mostrar las pruebas abiertamente su hostigador anunció públicamente una disculpa junto a la renuncia a su puesto. Este fue un caso de éxito intermedio, ya que hubo una penitencia social que pasó a una laboral, pero realmente nunca hubo una autoridad judicial llevando el caso.

Posterior a esto pude ver un poco sobre los otros dos casos, los cuales son el foco de este artículo. Primero está Rinko Nakajiri, ama de casa japonesa que cuando tenía 17 años quiso ser una idol, y desgraciadamente se vio involucrada con un productor que la violó durante sus días de convivencia, y Rinko jamás lo denunció por temor a terminar con su sueño de ser idol. Al mismo tiempo pude revisar el caso Shiori Ito, reportera de 28 años que durante una fiesta de la empresa para la que trabajaba fue engañada por uno de sus compañeros para consumir un narcótico para tener relaciones sexuales con ella mientras se encontraba inconsciente.

Ambos casos fueron denunciados a través de la dinámica propuesta desde el año 2015, y recibieron la respuesta que se ha escuchado a tantos casos denunciados al rededor del mundo: “¿Por qué denuncia hasta ahora?” “¿Con qué pruebas lo dice?” “Sólo busca manchar una reputación”, buscando convertir a la victima en culpable de su agresión y victimario de una infamia.

En el caso de Japón esto se buscaba justificar con el “Tatemae” (建前), la “posición oficial” que uno debe manejar en cada ámbito en el que se desenvuelve. Si uno se encuentra con la familia el tatemae es el respeto a los mayores y el poder relajarse, si está con los amigos, el tatemae es ser divertido y abierto, y en el trabajo el tatemae es realizar las labores asignadas y tratar con cortesía a los demás.  De esta manera los japoneses evitan los problemas personales en los lugares de convivencia forzosa, y es por eso que una mujer denunciando una violación de manera pública rompe por completo el tatemae de la comunidad.

Rinko Nakajiri en la actualidad

Se tiene entendido que el tatemae de la mujer japonesa debe ser los roles de géneros establecidos de manera heteronormativa, es decir, ser una madre preocupada por la limpieza y administración financiera de su casa, si no está en casa debe ser una asistente dentro de la empresa, siempre dispuesta a servir el té a los invitados y atender eficientemente a sus compañeros durante los nomikai. El salir de estos parámetros provoca agresiones hacia las mujeres que buscan realizar roles que tradicionalmente son encasillados sólo para los hombres, y uno de esos es denunciar sus problemas, aunque cabe destacar que los japoneses siempre buscarán tratar sus problemas personales de manera privada.

A manera de conclusión, las denuncias surgidas del movimiento #MeToo fueron recibidas de manera hostil al rededor del mundo, siendo puestas en duda y otorgando una voz más fuerte al hombre que es denunciado, y el que en Japón fuera utilizada de una manera tan temerosa es el resultado de una cultura del silencio, algo que afecta a ambos sexos en la isla del sol naciente, y es triste ver como la sociedad del internet haciendo uso de su capa de anonimato muestra todo el odio que tiene hacía alguien que busca romper el silencio.

Sobre el autor

Pablo Millan

Redactor Sección Japón / Community Manager / Prensa

Egresado de Relaciones Internacionales por parte de la UNAM, apasionado de la cultura japonesa. Estudió japonés durante 5 años en la escuela de idiomas de la Asociación México-japonesa Kaikan y el CEI de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán. Ha participado en simposios sobre origami, ikebana, ceremonia del té, cerámica japonesa, ukiyo-e, sumi-e, confección de kimono, cocina japonesa y juegos de mesa japoneses en la UNAM, el Kaikan y el Museo Nacional de las Culturas. Promotor de la cultura japonesa en México siempre busca documentar las exposiciones en museos y galerías de artistas japoneses y de festivales culturales.

Gusta de la música rock en todos los idiomas, sus bandas japonesas favoritas son The Pillows, Asian Kung Fu Generation, Tokyo Ska Paradise Orchesta y Plastic Tree. Un lector empedernido que disfruta de novelas de Haruki Murakami, Anne Rice, Herman Hesse y George Orwells. Practica el arte marcial japonesa Aikidô y ostenta el titulo de 5 kyû con cinta verde. Gusta de las finas artes como la pintura, el teatro, la orquesta y la poesía, al igual que los videojuegos, las comedias televisivas, el anime, la caricatura estadounidense y el cine.