Uno de los vínculos más estrechos que tenemos con Japón, sin duda alguna, han sido los terremotos.
Justo la semana pasada, repitiendo el fatídico 19 de septiembre de 1985, la capital de la república mexicana sufrió de nueva cuenta un terremoto de 7.1 en la escala de Richter con epicentro entre el estado de Puebla y Morelos. Esta nueva generación vivió en carne propia, lo que para muchos de nosotros era un mito, un relato de los viejos o de nuestros padres quienes vivieron a tragedia en carne propia. Ese día se repetiría. Extenso fue el apoyo internacional, pero fue en particular la delegación japonesa quienes fueron los más representativos entre todas las naciones que estaban en las ruinas, haciendo labor de rescate. Y es que, lo sabemos bien. Vivir un terremoto y reponerse del mismo no es una tarea fácil. Para el pasado 11 de marzo de 2011, Japón sufrió uno de los terremotos más fuertes registrados en la historia: 9.1 grados en la escala de Richter con epicentro en Fukushima, afectando a la costa de Sendai, no solo con el movimiento telúrico, sino teniendo consecuencias fatales por un tsunami.
México no tardó en ofrecer su ayuda mandando a sus ya famosos “Topos” organización que se dedica al rescate de personas por causa de desastres naturales.
Este escrito es un homenaje a quienes han sufrido directamente un terremoto, quienes han perdido a alguien en el y quienes ayudaron a superar la tragedia en todas las formas posibles, siempre recordando que debemos vivir a cada momento amando a nuestra familia y amigos.
17 de enero de 1995.
5:46 am fue la hora exacta cuando un terremoto de 7.5 azotó la pequeña región de Kobe llevándose consigo 6,434 vidas quienes la perdieron entre los escombros de los edificios derrumbados o en otras similares circunstancias.
Mucho se dijo de este terremoto. Sin embargo, uno nota la diferencia de ideas en un Japón casi cerrado por el miedo de la crisis del Tigre de Papel. Estados Unidos, quienes habían sufrido un terremoto en Los Ángeles justo el mismo día en un año anterior, junto con otros países como Corea del sur y Reino Unido, ofrecían su ayuda para el rescate de personas y remoción de escombros. Japón rechazó a todas y cada una de las naciones quienes ofrecieron ayuda con el pretexto de no poseer un permiso sanitario japonés. Toda la nación japonesa notó que en realidad era una especie de falso espíritu nacionalista haciendo que la cifra de fallecidos aumentara.
Grupos comerciales como Seven-Eleven organizaron la distribución de suministros para los afectados del sismo; NTT y Motorola abrieron sus líneas telefónicas de manera gratuita e incluso el grupo criminal yakuza, Yamaguchi-gumi, mandó a Kobe cientos de suministros para ayudar a los afectados.
Brigada de rescate japonesa.
Gracias a esta experiencia, las políticas internacionales en Japón cambiaron. Así, en el pasado terremoto del 11 de marzo de 2011, los ya anteriormente mencionados “Topos” acudieron al rescate de las personas afectadas por el tsunami en la región de Fukushima y Sendai, entre otras naciones como Israel, Estados Unidos, Corea de Sur, entre otros.
De igual manera, tuvimos la fortuna de contar con la ayuda de la Brigada de rescate de la delegación japonesa, conformada como parte del entrenamiento de las fuerzas de Autodefensa del archipiélago japonés.
