Desde el nacimiento de las civilizaciones el ser humano ha buscado formas de tener bienestar y seguridad, ya sea individualmente o por el bien mayor de una comunidad. Los gobernantes son quienes se preocupan por esto último y se parten la cabeza ideando planes, con el fin de tener a su gente y su tierra lo más seguros posible. Hoy en día se elaboran programas, asistencias y dependencias para una mayor calidad de vida. Esto era muy diferente en el pasado y el misticismo era un recurso más, pues ante la desesperación se pedía ayuda a deidades, ya fueran benevolentes o malignas.
Dororo comienza con el gran señor Daigo, un samurai en la era Muromachi. Con una amenaza latente a su tierra y gente por la guerra, decide acudir con los 12 grandes demonios y hace un pacto con ellos: darles la vida de su hijo a cambio de prosperidad.
Es entonces cuando su esposa da a luz a un niño sin piernas, sin brazos, sin piel y sin órganos. Por orden de Daigo el niño es mandado a ser sacrificado por una partera, pero esto sale mal y el niño que no debería vivir queda a la deriva.
Tenemos un salto del tiempo y conocemos a una pequeña niña vendiendo cosas en la calle, cosas que robó a unos matones y cuando le están dando una lección a punta de golpes son atacados por un demonio. Ahí aparece un joven Ronin con partes del cuerpo hechas con madera, espadas por brazos y que posee un enorme talento de lucha, que despliega para salvar a la niña. Este Ronin se llama Hyakkimaru, el niño que no debió vivir, y junto con la niña llamada Dororo se embarca en una cruzada para matar demonios y así recuperar su cuerpo.
En su camino vamos conociendo más personas, tanto del pasado como en el presente de la trama. Jukai es un médico que pasó de matar a quienes agonizan en la guerra, a crear prótesis con madera. Él encuentra al niño y le enseña a pelear, a parte de crearle sus partes faltantes. Biwamaru es un monje que va de pueblo en pueblo cazando demonios y sirve como guía moral en muchas ocasiones para Hyakkimaru, haciendo que tenga siempre presente su humanidad. Tahomaru es el hermano menor de Hyakkimaru y poco a poco va descubriendo la historia de su familia y el pacto, creando una balanza moral con los ideales de ambos. Teniendo por un lado un deseo individual y por el otro la responsabilidad de un señor feudal.
Jukai
Biwamaru
Tahomaru
El diseño de personajes es estilizado y la animación tiene un flujo y detalles muy buenos. Cabe aclarar que este anime es una adaptación de un manga del maestro Osamu Tezuka y su estilo visual fue un rediseño de personajes, pasando de trazos curvos a unos más estilizados y apegados a proporciones más realistas. Los escenarios son bellas postales llenas de colores y texturas, que son apoyadas por un manejo muy bueno de iluminación. Y aunque a priori pareciera que las locaciones son monótonas y repetitivas, la serie se las arregla para darle personalidad a cada lugar que visita el dúo cazademonios.
Diseño de personaje
Fondos con mucho color
Iluminación y psicología de color
Dororo es una serie muy interesante. Decir si es una digna adaptación del maestro Tezuka va fuera de mi liga, pues no he leído el manga. No obstante, el anime funciona muy bien como producto independiente. Replantea a su manera el arquetipo de “la senda del héroe” al ponernos una persona con una meta definida, pero cuya culminación afectará a su mundo. También maneja conceptos como la calidad humana y hasta donde se permite, o que es, la definición de humanidad, en un entorno donde la violencia es un medio para la supervivencia y prosperidad. Crea personajes grises, cuyo tono cambia dependiendo desde qué lado o postura lo estás viendo. Y, sobre todo, habla de que nuestras acciones vienen siempre con consecuencias, y que nunca podremos huir de ellas, pues cuando menos lo esperemos nos van a alcanzar.
Ahora te toca a ti. Dinos en nuestras redes sociales tu opinión de este anime, así como qué títulos te gustaría ver en esta sección. Por mi parte sería todo y nos leemos hasta el siguiente viernes de anime.