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#Especial: “Jojo’s Bizarre Adventure: Phantom Blood”

Escrito por Angel Garmol

Jojo’s bizarre adventure es uno de esos pilares del manga y anime que tuvo que esperar algo de tiempo para llegar a un estatus mundial. Su impacto en Japón es tanto que varios autores la tienen como un referente a la hora de escribir, aparte de que directores y editores suelen hacerle miles de referencias. En occidente llegó primero como obra de culto y gracias a la adaptación de David production goza ahora de un estatus de mainstream, que no pierde su esencia de ser algo fuera de lo común.

Existe en internet una enorme cantidad de críticos, seguidores, autores y demás personas que analizan su obra. Aun con todo esto, siempre hay algo que decir, tanto de las aventuras del linaje Joestar, como del autor Hirohiko Araki. Aprovechando que en los últimos años me ha dado por escribir narrativa, decidí aplicar lo aprendido sobre teoría de escritura en esta obra, que pronto llegará a otro servicio de streaming. Y como hay tanto que decir, me enfocaré en el génesis de esta obra, hablando de la primera parte titulada “Phantom Blood”.

Advierto que hablaré con algunos spoilers, por lo que debes seguir bajo tu propio riesgo en caso de no haber visto la serie. En cambio, si ya conoces la historia, espero aportar algo nuevo para ti.

Hirohiko Araki comenzó la historia de Jojo en el año de 1987. Como escribí de su vida en una nota pasada (que puedes leer aquí) me enfocaré en el contexto histórico de su publicación.

Los ochenta fue una época llena de música pop, surgimiento de hitos culturares y mucha moda extravagante. En Japón se sentía aun un nacionalismo que buscaba borrar la huella del pasado bélico. Las obras empezaron a mostrar elementos ajenos de otras culturas, como el futbol, la cultura griega, la moda estadounidense y otros variados elementos. Sin embargo, los protagonistas aun eran arquetipos nipones y todos de nacionalidad japonesa.

Fue entonces cuando Araki decide no solo tener un personaje principal de diferente nacionalidad, sino que todo el cast y el escenario principal se desarrollaría fuera de Japón y dejando completamente fuera la cultura de su país natal. Este hecho marcó el primer punto en la narrativa de Jojo: el auge de la cultura occidental y el fanatismo del autor por esta.

Resumiendo de forma breve el arco de la primer temporada: Jonathan Joestar es el hijo de la familia Joestar. Un buen día llega Dio Brando a su casa, pues su padre “le salvó” la vida al señor Joestar y como un último favor es acogido en el nicho del protagonista.

Entre peleas y varios problemas, Dio planea quedarse con la fortuna de los Joestar, quitando del camino a su familia adoptiva. Aquí cobra peso un elemento ancestral: la máscara de piedra. Este artefacto se activa con la sangre y convierte en vampiro al desdichado que se la ponga. Ahora, lo que parecía ser un conflicto familiar, se torna en una aventura con tintes de fantasía, donde los personajes principales encarnan un concepto humano tan viejo como el tiempo mismo: el bien y el mal.

 

El héroe y el villano “absolutos”.

Aquí me tomaré una libertad sobre la definición de absoluto para definir a los protagonistas como el concepto puro de la palabra. Jonathan por un lado es un héroe puro, noble, de buen corazón. A diferencia de lo que se cree, estas cualidades no le otorgan “defectos” sino más bien juegan el papel de la ironía. En su buen corazón aun quiere a Dio, su personalidad no le permite odiarlo o desearle el mal, aun cuando su llegada es sinónimo de perdición.

Por otro lado, Dio Brando es la maldad hecha hombre. Un ser tan miserable, mezquino, manipulador y repulsivo que conoce a la perfección su ser y sabe como utilizar su encanto y galanura para obtener lo que quiere, y de no obtenerlo pues destruirá el obstáculo que lo detiene. Su odio y repudio por Jonathan lo lleva a no saber como lidiar con el fracaso y a tomar medidas extremas, y si eso significa renunciar a su lado humano, lo hará.

 

Dale la vuelta a lo que conoces.

Cuando te digo la palabra “vampiro” puedes pensar en varias cosas dependiendo tu rango de edad: El mito de Drácula, los vampiros de la saga crepúsculo, el vampiro de Marvel Blade o Castlevania, solo por decir algunos. Lo que tienen todos estos en común es que se basan en la idea de morder para convertir a otros. Aquí es donde Araki da un giro tan pequeño a primera instancia, pero que tendrá mucho más sentido en el futuro de la franquicia a la hora de crear conceptos.

El vampiro de Araki es un ser creado por medio de la activación de puntos en el cerebro y que solo se puede acceder a ellos gracias a la máscara. Su forma de alimentarse es por medio de garras que se meten en la piel y en varios casos fusiona el vampirismo con la idea de los zombies.

Al darle un giro al vampiro y al tratarse de un shonen, Araki debía cumplir con el campo de los poderes y técnicas de combate. En vez de volver a Jonathan un cazador de vampiros armado con estacas y ajo, lo convirtió en un sol andante gracias al poder de “El Hamon”. Esta habilidad se basa en la respiración y la energía del cuerpo, la cual puede canalizarse en energía.

Esta técnica es enseñada a Jonathan por William Zeppeli, un excéntrico italiano que se la pasa comiendo todo el tiempo. Este bien puede ser una reinterpretación de Van Hellsing, ya que a modo de nota a pie de página; la primera parte de Jojo se basa en Drácula, cosa que siempre te dirán los fanáticos como dato de introducción al fandom.

Y si mencionamos a Zeppeli, debemos hacer lo mismo con Robert E. O. Speedwagon. El personaje que comienza como un rival a vencer y que termina uniéndose a la causa del protagonista. Tiene este arquetipo de que en el mal hay bondad y esta sale a flor de piel cuando lucha contra Jonathan y al ver su firmeza en su misión decide ayudarlo. Sirve también como un avatar que refleja el miedo y nos recuerda que antes de ser héroes, los personajes son humanos. Simples humanos que en cualquier momento verán la hora final frente a sus ojos.

 

Paso lento, pero seguro de un legado.

Phantom Blood es una serie que se extiende en su versión impresa en 5 volúmenes, mientras que la versión animada solo son 9 capítulos. En términos normales puede sonar corta, pero lo que tiene es que se toma su tiempo para plantear cada escenario, cada personaje y cada motivación. El punto negativo es que al no entrar muy rápido en ritmo, las acciones se sienten algo desconectadas con el espectador. Tiene sus momentos memorables que gracias a la dirección del anime se volvieron escenas para posteridad, sobre todo en esta cultura del meme.

Su tiempo corto sirve más como un prólogo del porque los Joestar tienen una misión importante dentro de su universo, aunque pasan de forma muy anónima en este.

 

El sacrificio más grande.

Y aquí entramos a detalle en una de las cosas que de seguro le volaron la cabeza a los primeros lectores del manga y espectadores del anime: el sacrificio del héroe.

Durante la serie vemos que la sombra de la muerte está muy presente desde el inicio. La madre de Jonathan muere en un accidente en el inicio, el padre se sacrifica para salvar a su hijo, al igual que el maestro Zeppeli. La muerte de personajes de apoyo es común en la narrativa y estas siempre son usadas como “puntos de no retorno” para el personaje principal.

Ahora imagina que en Dragon Ball Goku se hubiera quedado muerte y sin posibilidades de regresar a la vida. Piensa en Saint Seiya y que los santos que murieron no aparecen nunca más. O piensa en otros casos donde Naruto, Luffy, Deku o algún otro protagonista muere. Es casi inverosímil ¿verdad? Pues Araki dijo “si ya tomé tópicos que no son populares en mi país, pues romperé los ideales de la narrativa también”.

Jonathan piensa que terminó con su hermano y este se casa con el amor de su vida, la joven Erina. Pero, la cabeza de Dio regresa para un último encuentro, donde solo uno de los dos saldrá con vida. El lector o espectador piensa en el primer momento que ve eso la forma en que el prota saldrá triunfante, en que saldrá todo herido pero contento de haber cumplido su misión y estrechará en sus brazos a su amada.

Esto no fue así. Jonathan Joestar muere en su viaje de luna de miel, dando sus últimas energías para salvar a su esposa y a un bebé que encontraron. La escena donde está sujetando la cabeza de lo que alguna vez fue su hermano, donde con sus últimas fuerzas le dice a su esposa que sea feliz tiene un peso emocional tan fuerte, que el propio Dio se sorprende de esto.

Sumado a esto tenemos el contexto y las escenas similares que otros autores han manejado. Cuando el héroe se sacrifica, siempre se hace en el climáx y donde todas las esperanzas están puestas en ese último acto. Estos sacrificios siempre tienen a todos los personajes que siguieron al prota y una vez que muere todos le rinden un homenaje.

Aquí no. Aquí tenemos una muerte solitaria y dolorosa. Una muerte anónima como le ha pasado a miles de personas en el mundo. Personas que, al defender un ideal, una creencia o un bien mayor, deciden entregar su último aliento, esperando detener o cambiar al mundo con eso.

 

Phantom Blood podrá no haber explotado al máximo todo lo que tenía que dar de sí, no obstante, fue la primera muestra a nivel más grande de que Araki es un autor diferente, que con este primer paso planteó todo lo que vendría en un futuro. Y es también el punto donde demostró a otros autores el como aterrizar conceptos, jugar con ellos e incluso llevar al lector a otros rumbos e ideas que casi no se manejan.

El mangaka no se detendría con estas ideas y seguiría creando más y más al jugar con los arquetipos y, sobre todo, darle profundidad a los elementos ya vistos, pues el mundo (o los mundos) de los JoJos tienen demasiado que contar. Así que, ve calentando el cuerpo porque vamos a hacer muchas poses con ciertos dioses, mirar que otras cosas se pueden hacer con el Hamon y a ver los elementos narrativos que Araki usó con el nieto de Jonathan. Nos vemos en Battle Tendency.

Sobre el autor

Angel Garmol