Akiba-kei Anime Recomendación

#Recomendación: Nana.

Escrito por Angel Garmol

Alberto Camus dijo alguna vez “No ser amado es una simple desventura. La verdadera desgracia es no saber amar.” El amor sigue siendo un sentimiento o idea tan abstracto que suele definirse de forma concisa. Para muchos autores el amor es ese sentimiento o razón de ser que logra vencer toda adversidad, que nutre el alma y que crea finales perfectos y felices, haciendo que todas estas historias se sientan muy trilladas o inverosímiles. 

Es ahí cuando entra nuestra amiga “la tragedia” y se escriben historias llenas de dolor, que exponen el lado más “oscuro” (por decirlo de alguna manera) de lo que es experimentar el amor. Grandes historias de amor terminan con un final trágico, abrazando muchas veces el final de la muerte. Y también tenemos historias de amor que buscan un balance entre lo romántico y lo trágico, el dolor y la felicidad. Que plantean una situación reflejo del contexto histórico y que da un paso más al entrar en la mente de los personajes y mostrarnos que el amor es un tema enorme. Ejemplo perfecto, es el anime de hoy.  

Nana es una historia que comienza de forma muy peculiar. Nuestra primera protagonista es Nana Komatsu, una eterna romántica que siempre cae rendida en los brazos de Cupido a la menor muestra de cariño, esto le ha ido trayendo algunos problemas y tragos amargos. Un día logra juntar el dinero suficiente para poder viajar a Tokio y reencontrarse con su novio. En estos pequeños momentos vemos que ella tiene una personalidad jovial, extrovertida y muy dulce.  

Al abordar el tren se encuentra con la segunda protagonista. Por azar del destino se sienta a lado de Nana Osaki; una chica punk, fumadora y que va acompañada de una guitarra. Ambas chicas empiezan a platicar y se forma un lazo especial que el destino se encarga de mantener unido, ya que luego del viaje ambas coinciden de nuevo en un departamento en renta.  

Las Nanas deciden vivir juntas y Osaki le da el apodo de Hachi a Komatsu y se nos presentan las motivaciones del viaje de Nana Osaki: formar una banda musical para impresionar al que fue alguna vez el amor de la vida. Con esto llegan más personajes que tienen en común la música, como lo son Ren Honjo, Shinichi Okazaki o Yasushi Takagi, de quienes me gustaría platicar más a fondo, pero el hacerlo de forma entendible sin soltar spoilers me es algo difícil. 

 

De lo que sí puedo hablar es del diseño de producción. La serie de Nana se realizó en el 2006 y tiene este aire mágico de serie dosmilera. El diseño de los personajes es de formas y siluetas alargadas, con extremidades muy largas, muy similares a diseños de one piece o a personajes de las clamp. Los rostros son muy peculiares, ya que tienen frentes prominentes y en momentos se ve chistosa la estética de las expresiones. Lo que más me encantó de la serie es su forma muy sutil del manejo de las paletas de colores, adaptándose a la tensión narrativa del momento. Hay escenas que gracias al color y a la iluminación dan un peso enorme a lo que ocurre en pantalla.  

 

Y, entonces, ¿qué hace a Nana sobresalir de otras historias de amor? Mientras otras series solo te cuentan un lapso pequeño de tiempo en Nana se cuenta el trasfondo e infancia de los personajes, dando como resultado diferentes percepciones de lo que es el sentimiento de amor. Muchas veces, este pasado crea una idea errónea de lo que el amor es y, muy importante, de lo que se debe permitir o aguantar cuando uno está enamorado.  

Otro punto glorioso es el cómo la narrativa nos pone sobre la mesa temas muy delicados a tratar en la vida real, sobre todo para las mujeres. Cosas como la violencia de género, embarazos o la salud mental son planteados aquí y lo hacen de una forma para mover la comodidad de los ideales. Cuando alguien te diga que “las series actuales son progres” o que “el feminismo está forzado en las historias” respóndele que estos temas siempre han existido, incluso en tus series favoritas.  

Nana es una historia que está inconclusa. La autora ha pasado por problemas de salud y a la fecha de publicación de esta nota aun no tenemos final. Sin embargo, creo yo que es una de las historias más completas que ha dado la narrativa comercial y de entretenimiento nipona. Aparte de tocar de forma más compleja diferentes temas, tiene una increíble banda sonora y momentos de alivia que el guion mezcla de forma excelente con momentos cursis. Puede que se sienta algo lenta hoy en día porque tiene más de 40 capítulos y ya casi todos estamos acostumbrados a consumir series de 12 episodios, pero de verdad vale mucho la pena ver esta historia sobre dos chicas que empezaron compartiendo nombre, muchas vivencias juntas y un camino para descifrar lo que es el amor. 

 Ahora te toca a ti, dinos en nuestras redes sociales tu opinión de este anime, así como de dejarnos tus recomendaciones. Por mi parte sería todo y nos leemos hasta el siguiente viernes de anime.   

Tú y tus compas músicos sacando “De música ligera”… o “God Knows” si son otakus

Sobre el autor

Angel Garmol