Japón Relatos

#Historias Haruka. Segunda Parte.

Escrito por Eli Morikawa

“La comprensión de que la vida es absurda no puede ser un fin, sino un comienzo”.
Albert Camus

Tropezando con las piedras, Haruka trataba de caminar lo más erguida posible para no caer sobre el hombro del chico que la acompañaba. Casi todo era silencio, excepto por los pasos y el constante crujir de las hojas muertas de los árboles, algunas raíces crujientes que sobresalían de la tierra, pequeñas rocas que se deshacían con los pasos. Haruka llegó a pensar que posiblemente podrían ser huesos, secos por el tiempo casi de manera mágica.

De pronto, un miedo intenso comenzó a cubrir su mente, como un velo sobre su cabeza. En silencio, solo escuchando los pasos sobre la tierra, un frío intenso comenzó a cubrir sus brazos. Miró hacia el cielo, le guiñaba el sol que caía por un lado del monte Fuji que poco se veía por la espesura de los árboles.

 

-Creo que será mejor apresurar el pasó. Mi casa de campaña no está lejos de aquí. Pronto va a oscurecer y no es bueno que nos quedemos en la intemperie. El frío aquí está que pela.

Haruka no respondió, solo siguió caminando, siguiendo al chico al que todavía no podía ver su rostro.

– ¿De dónde…?
-Hokkaido- respondió Haruka.
-Vaya… Algo lejos. Yo soy de Saitama, digamos que un poco más cerca. – dijo mientras reía por lo bajo. De nuevo se sumaron en el silencio del bosque. Poco a poco la noche llegaba. De los tonos rojizos y dorados del cielo, comenzaron a aparecer los azules y morados, hasta que el cielo casi completamente se volvió oscuro.

A lo lejos se pudo ver casi con claridad una pequeña luz blanca que se reflejaba a través de un pedazo de tela. Era una pequeña casa de campaña, para apenas dos personas.

-No tengo alimentos. No los necesito. ¿Tienes algún problema con eso? – preguntó el chico, aún sin quitarse la gorra. Ella movió la cabeza de manera desaprobatoria y en silencio. Miró alrededor dentro de la casa de campaña. Mangas hentai, residuos viejos le comida que comenzaba a apestar, condones abiertos, el “Manual del suicidio”, ropa sucia y llena de tierra, fue lo que encontró en su interior.

– ¿Cuánto tiempo llevas aquí? – preguntó Haruka sin mirarlo.
-No lo sé. Quizá un par de semanas. Disculpa el desastre.
-No importa, es lo único que dejaremos atrás, solo desastre.
– ¿Qué te orillo a tomar la decisión?
-Todo.
-Eso no es una respuesta…
-Es mi respuesta.

 

Aquel chico, en silencio, acomodó su gorra para ensombrecer más su rostro. Sin esperar una respuesta se acomodó sobre el montón de ropa sucia y comenzó a dormitar.
Haruka, por su parte, tomó uno de los mangas hentai que había en el suelo y comenzó a hojearlo. Algunas hojas estaban pegadas de manera extraña.
-Te recomendaría… no tocar eso con tus dulces manos. – dijo el chico. Haruka, al acto, tiro lejos el manga para tomar una de las revistas que había encontrado. Era sobre modelismo.
– ¿Te gustan estas cosas?

– ¿Por qué mejor no me cuentas como es que llegaste hasta acá para venir a hacer lo que quieres hacer?
-Porque no es algo que me apetece contar.
– ¿Qué te apetece, entonces?
-Me apetece que te quedes en silencio y me dejes…- Afuera, comenzaron a oírse ladridos de perros y gritos de la gente. Eran las brigadas de rescate.
-Rápido, la luz- susurró el muchacho. En seguida, Haruka localizó el interruptor de la lámpara eléctrica y lo apagó.
Los pasos se iban acercando poco a poco, las voces se hacían más entendibles, las palabras mas comprensibles.

-Busquemos del lado sur. Ustedes vayan al este. Sigan las luces y las cintas que están sujetas a los árboles.
– ¿Qué pasa si encontramos un cuerpo?
-Informen por radio. Nosotros trataremos de llegar enseguida.
-Señor Matsuo, espero no ser un estorbo, es mi primera vez en el bosque y…
-No tema. Encontraremos rápido a la niña.
Después de unos pasos breves, las voces y ladridos se perdieron en la espesura de la noche.

 

Continuara…

Sobre el autor

Eli Morikawa