En la prefecutra de Mie, en Japón, se encuentra uno de los secretos mejor guardados del mundo. Se trata del Ise-Jungû o santuario de Ise, el más sagrado de la religión sintoísta, dedicado a la Diosa del sol, Amaterasu, su deidad principal, y al cual van cada año más de 8 millones de fieles a visitarlo.
Su acceso es celosamente protegido, teniendo acceso a él solamente la familia imperial y su sacerdote mayor, pero ¿qué es lo que lo hace un lugar tan especial y restringido?
Dentro del templo central, se encuentra un espejo llamado Yata no Kagami, uno de los tres tesoros sagrados del sintoísmo, que representa a la Diosa Amaterasu, el cual solamente se permite ser visto a sus descendientes, es decir, a la familia imperial de Japón.
El templo es renovado cada 20 años, siendo su última renovación el año pasado, en 2013, evento para el cual los emperadores de Japón asistieron.
Si visitas el sitio lo único que podrás contemplar es el tejado del templo a través de los muros que lo resguardan, sin embargo a los alrededores podrás admirar tupidos paisajes de árboles y riachuelos. El sitio es visitado principalmente por su significado religioso y cultural más que por su atractivo turístico, pero siempre es hermoso apreciar un poco más de cerca la cultura del país del Sol Naciente.