Hola a todos, este fin de semana tuvimos varios eventos que nos mostraron un poco de la cultura japonesa en la Ciudad de México, y el más conmovedor de ellos se llevo en la tarde del domingo en la Asociación México-Japonesa.
Contando con la presencia del excelentísimo embajador del Japón en México, el señor Akira Yamada, el presidente de la Cámara japonesa de Comercio e Industria en México, el presidente de la Asociación México Japonesa y la presidenta del Liceo Méxicano-Japonés, se realizo la “Ceremonia de los 70 Años Hacia la Paz“, evento conmemorativo para las victimas de los bombardeos en Hiroshima y Nagasaki junto con todos los fallecidos de la Segunda Guerra Mundial que terminó hace 70 años, las victimas del Gran Terremoto de la Ciudad de México hace 30 años, del Gran Terremoto de Kobe hace 20 años, y los fallecidos en el Terremoto-Tsunami del Noreste del Japón hace 4 años.
Los discursos de los representantes de las instituciones presentes fueron enfocados en la gran historia de hermandad y lucha por el desarme nuclear entre México y Japón, reconociendo el gran trabajo que realizó el premio Nobel de la paz mexicano Alfonso García Robles al convencer a toda Latinoamérica en firmar el popularmente conocido como “Tratado de Tlatelolco“. Los desastres naturales nos recuerdan lo pequeño que somos como individuos, pero también nos hacen demostrar lo fuerte que somos como sociedad, sacando lo mejor de nosotros a pesar de la desgracia, y aunque los grandes terremotos destruyan casas y mermen vidas, los que se quedan continuarán viendo al futuro.
Posteriormente se revelo la campana de la paz que será ubicada en las instalaciones de la Asociación, y fue tocada 3 veces para pedir descanso para las almas cegadas en las desgracias recordadas en la ceremonia, así como lo marca las tradiciones budistas zen. A todos los asistentes se les entregó una flor de crisantemo blanca, símbolo del imperio japonés, para ser entregada en el altar que se colocó para todas las victimas recordadas, todo esto mientras se escuchaba el arpa tocada por el maestro Celso Duarte y sus hijos.
Una hermosa ceremonia que nos hace reflexionar sobre el momento que vivimos y la eterna lucha por la paz, tomando palabras de la presidenta del Liceo Méxicano-Japonés, “Es nuestra responsabilidad educar niños mexicanos y japoneses que luchen por la paz”.