Hola a todos, esperamos estén teniendo una excelente mitad de semana. Hoy tenemos una nueva entrada en nuestra sección dedicada a reseñar la vida de los japoneses cuya carrera han afectado el curso de la historia actual de alguna forma. En esta ocasión hablaremos de la más importante figura política dentro del Japón, ya que a pesar de que no tiene un papel activo en la generación de políticas es reconocido por millones como su representante al exterior.
La familia imperial japonesa, también conocido como el trono del crisantemo, es el linaje real con mayor antigüedad en actividad en el mundo, ya que tradicionalmente se le reconoce como descendiente del emperador Jinbu, el cual cuenta la leyenda gobernó a partir del año 10 antes de nuestra era, aunque los historiadores formalmente reconocen que la dinastía comenzó con el emperador Yamato en el siglo V de nuestra era.
El 23 de diciembre de 1933 nació el primero hijo varón del emperador Shôwa (Hirohito en occidente), fue el quinto en nacer de 7 hijos que tuvo la pareja imperial después del nacimiento de 4 niñas que según la tradición no podían heredar el trono japonés. Se le dio el nombre de Akihito, y al igual que los demás miembros de la familia imperial no tiene apellido.
A los 3 años es separado de sus padres y se le da el título de príncipe Tsugu, y es educado de manera privada en la ciudad de Tôkyô hasta 1945 que los bombardeos estadounidenses sobre la ciudad pusieran su vida en peligro y fue evacuado junto con su hermano menor. Una vez terminado el conflicto bélico retomó su educación, y se licenció en la carrera de biólogo marino en 1952.
Ese mismo año se le da oficialmente el título de príncipe heredero, y al año siguiente es el representante de la familia imperial durante la coronación de la Reina Isabel II del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Como principe heredero Akihito representa a su país y familia en distintos eventos oficiales, y en 1964 realiza una visita oficial a México (probablemente debido a que Tôkyô le pasaría la antorcha olímpica a la Ciudad de México ese año) y planta un árbol de gingko de Hiroshima en el bosque de Chapultepec.
En 1988 su padre, el emperador Shôwa, sufre un fuerte dolor en el vientre, por lo que es revisado por los medicos imperiales, los cuales le diagnostican cancer en el pancreas. Después de tratamientos y cirugias que le ayudan a mejorar su salud momentaneamente, el emperador sufre un colapso nuevamente a finales de ese año y muere el 7 de enero de 1989. A partir de esa fecha se cuenta oficialmente el reinado del emperador Akihito.
Su reinado ha vivido momentos difíciles, la crisis económica de la llamada década perdida (durante los 90 Japón no creció económicamente), el gran terremoto de Kobe y el gran tsunami del 2011, en todas esas ocasiones ha hecho apariciones públicas para reconfortar a su pueblo, las cuales según la ley imperial están prohibidas. Se ha mostrado como un líder de su pueblo, al visitar todas la perfecturas que conforman al Japón y sólo salir de su país para el aniversario 75 de la coronación de la Reina Isabel II.
En agosto de 2016 en un comunicado oficial sorprendió al mundo al expresar su deseo de abdicar al trono en favor de su hijo Naruhito, el cual también siempre se encuentra en la mira de la presión social debido a que no tiene un hijo varón que herede el trono, por lo que es altamente probable que el heredero siguiente sería el hijo del principe no heredero, el principe Hisahito que actualmente tiene 9 años.
Este anuncio ha creado un revuelo político en Japón, ya que la ley imperial no contempla una abdicación, y se espera que el emperador deje su puesto hasta su muerte, donde a partir de ese momento se le conocerá como el emperador Heisei. Sólo queda esperar la respuesta de la burocracia japonesa altamente conservadora si podrá cumplirle su deseo a un hombre que ha representado a su país durante 27 años y ahora no se siente en plenitud para continuar.
