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El anime en México.

Escrito por Angel Garmol

El anime es uno de los medios de entretenimientos más famosos del mundo. Su inicio fue gracias a un autor desconocido a la fecha, que en 1907 realizó un vídeo de 50 fotogramas de un niño marinero. Aunque lo que conocemos más como “Anime” empezó a tomar forma muchos años después, gracias a la influencia de las películas de Disney en los creativos orientales. Se le considera a Osamu Tezuka cómo el padre de la industria moderna de este producto y fue gracias a su obra “Astroboy” que el mundo empezó a interesarse por lo que Japón tenía para ofrecer.

La historia del anime tiene muchos capítulos, pero el día de hoy nos enfocaremos meramente en el que le corresponde a México. Esta nota, aparte de ir a doc con septiembre, es también para festejar a Cable; miembro del staff de Asia Stage y gran fanático de la animación nipona. Así que tomemos asiento y veamos los momentos más relevantes de la historia del anime en México.

Primeros años

Nuestro viaje comienza en 1974 con la llegada de Astroboy a México. Las aventuras de este niño robot que a ojos del espectador occidental era una reinvención de pinocho y para el ojo más culto una obra que contemplaba los principios de la robótica de Asimov. La encargada de traer este producto a nuestras tierras fue la más odiada que amada Televisa.

 

 

Al público le encantó y le intrigó algo que a priori era totalmente nuevo y que se salía del molde planteado por Disney y otros estudios de la época. Esto fue la primera piedra angular de todo lo que vino después. Lo que sucedió en la década de los 80’s fue una enorme oleada de nuevas series, que con el paso del tiempo se volvieron hitos de la cultura pop. Entre ellos tenemos a la niña que le preguntaba cosas a su abuelito llamada Heidi, a una niña cuya vida fue marcada por el drama llamada Candy Candy, al competidor más veloz del mundo llamado Meteoro y al padre de todos los robots gigantes; Mazinger Z.

 

 

Los 90’s fueron también un año de vacas gordas para las televisoras. Televisa estaba viendo surgir a la cadena televisiva Azteca y dentro de la programación de este nuevo rival conocimos los títulos que hasta la fecha siguen siendo series vigentes en el mundo otaku. Estamos hablando de Los Caballeros del Zodiaco y Sailor moon.

 

 

La lucha entre las dos televisoras resultó en una nueva camada de títulos. Por un lado, televisa trajo los eternos partidos de los mundialmente conocidos “Supero Campeones”. Mientras que TV Azteca, y aprovechando el bum que también era la NBA, trajo Slam Dunk. Pero fue Televisa quien se llevó la rebanada más grande del pastel, pues apostó por la franquicia hacedora de otakus por excelencia y la que volvió a los actores de voz todos unos rockstar: Dragon ball.

 

 

A finales de los años 90’s otra forma de ver televisión se estaba haciendo popular. Los servicios privados de cable ofrecían cosas más variadas y con porte internacional. Estas empresas también les echaron un ojo a los diferentes títulos de anime y surgieron ideas muy buenas, pero que ahora son meros recuerdos del ayer.

 

La tele privada

La televisión privada orquestaba sus planes de contenido internacional desde Estados Unidos o Canadá. El principal objetivo a la hora de licenciar series era el de crear juguetes o artículos para comercializar. Una vez que estos tenían suerte, la serie ya era lanzada para Latinoamérica y las licencias eran vendidas luego de unos años para la transmisión en tele abierta.

Series como Naruto, Inuyasha, Sakura cardpactor o Yu Yu Hakusho vieron la luz en Cartoon Network. Mientras que otras como Digimon, Beyblade, Shin chan o Medabots se transmitieron en Fox Kids.

 

 

Dos de las diferencias más grandes entre la tele abierta y el cable fue el tratar a los animes con esta etiqueta y el que ciertas series iban dirigidas a diferentes edades. Para Televisa y TV Azteca eran meros dibujos animados y, por lo tanto, eran enfocadas para niños y solo había que quitar una que otra cosita que pudiera volverse escandalosa.

En cambio, los canales de cable crearon barras especiales y los animes para un público más maduro eran transmitidos a altas horas de la noche, incluso crearon canales especiales donde la programación era solamente anime, con uno que otro programa animado de otro país. Los más recordados son Toonami, Animax o Locomotion.

 

 

Animax fue ese héroe sin capa que permitió un mayor auge en el público joven adulto y que es recordado por muchos otakus de la vieja guardia. Muchos de estos espectadores grababan las series en VHS y los compartían con amigos. Así series cómo Death note, Bokurano, Bleach y Neon Genesis Evangelion fueron descubiertas por muchas personas, aunque esto trajo un pequeño problema, llamado “señoras ultracatólicas”.

 

 

El pánico satánico

Para muchas personas la llegada del anime fue lo más increíble del mundo. Para otros fue todo un choque cultural y que no iba con sus valores o ideas, y no iban a dar su brazo a torcer para al menos tratar de entender estas nuevas ideas.

Desde Dragon Ball se han satanizado a las series japonesas. Un poco de esta culpa la tuvieron las televisoras y su idea occidental que todo dibujo animado es solo para niños, cuando series como Sailor Moon son para un público adolescente, y ni que decir de Shin chan que es para adultos en Japón.

Varias personas han sido enemigas del anime y lo han querido quitar del ojo público. Desde sacerdotes, hasta reporteros y pasando por padres de familia ultraconservadores. Sin embargo, el caso más conocido y del que más mofa se ha hecho fue el de Lolita de la Vega, quien en una emisión de su programa mostró un manga hentai y lo expuso cómo lo que consume un niño. Aparte de que expuso a Evangelion como una obra anticristiana y que buscaba prácticas satánicas.

 

 

Entre dimes y diretes, la sociedad mexicana empieza a alejarse un poco del anime. Ya fuera por lo que decían figuras de autoridad o porque a los niños les dejó de llamar la atención. Las televisoras abiertas dejaron de comprar licencias y solo se limitaban a retransmitir las que ya tenían. Sin embargo, los otakus se negaron a dejar morir esta forma de entretenimiento y empezaron a nacer bazares, foros y convenciones para juntarse y compartir las series que tenían grabadas. Y es más o menos por aquí que surge la espada de doble filo, que ha tanto beneficiado como perjudicado al anime; el internet.

 

Internet y plataformas digitales

Antes de continuar hablemos un poco de los mercados en Japón y en este lado del mundo. Si se han dado cuenta las series que pasan una y otra vez en la tele abierta son las que cuentan con muchos capítulos. Nuestra forma occidental de consumo audiovisual es casi de ver algo nuevo cada día, cosa que con los nuevos formatos de anime no encaja bien.

Esto fue un problema también para fox kids y animax, que muchas veces acudieron a las retransmisiones y maratones de series para rellenar la programación. Y el llevar un ritmo de capítulo de estreno por semana es algo que la gente ya no consume de forma tan regular.

Fue entonces cuando un grupo de fanáticos se juntaron para crear las primeras páginas de transmisión online de anime. Todo esto hecho de fans para fans y con una enorme velocidad, pues momentos después de que un capítulo era estrenado, ya estaba arriba, con todo y subtítulos. De esta forma se creó un “peligro” para la industria, pues estas transmisiones por mas buena fe que tuvieran no generaban números positivos.

 

 

La problemática de las páginas piratas tuvo una solución en el 2006 y que ha tomado fuerza en años recientes: Crunchyroll. Esta plataforma permite ver anime licenciado y varios estudios y cadenas de televisión japonesas han puesto mucho de su capital en el proyecto. Otros servicios de servicio de streaming han licenciado series y algunos otros, como el caso de Netflix, han apostado por crear series originales en colaboración con estudios japoneses, llegando a doblar incluso estas series para diferentes países.

 

 

Fue gracias a estas plataformas que el negocio del anime se sigue expandiendo. Cualquier persona con acceso a internet puede disfrutar miles y miles de títulos. La tele abierta sigue apostando por las series clásica y por los kodomos que promocionan una línea de juguetes. La tele por cable no se queda atrás y Toonami ha vuelto a la fecha de publicación de esta nota, ahora en una alianza con Crunchyroll.

 

 

Palabras finales

El camino recorrido por estas series no ha sido fácil en México. Han luchado contra estereotipos, ignorancia, malas decisiones ejecutivas y mucha, de verdad que mucha, censura. Sin embargo, han sido ese pequeño empujón para que muchos de nosotros nos hemos interesado por el resto de las cosas que ofrece Japón.

Todos conocemos a personas que no tienen ni idea de otros animes, pero saben que es un Kame hame ha, han gritado ¡Dame tu fuerza, Pegaso!, saben quien es esa chica que castiga a los malos en el nombre de la luna, o pueden reconocer a la silueta de Totoro.

El anime es ese elemento cultural que nos ha hecho reír, llorar, sufrir. Nos ha hecho sentir que no estamos solos en el mundo y que gracias a alguna serie hemos logrado conocer personas increíbles. Estas palabras están dedicadas a todas esas personas que, quizás sin saberlo, nos dieron la oportunidad de conocer un increíble medio de entretenimiento.

Y, sobre todo, estas palabras quedan para Cable. Que con su labor periodística hemos podido enterarnos de sucesos importantes en el mundo de la animación, así como lo más relevante en la escena otaku actual en México.

Ahora te toca a ti. Cuéntanos en nuestras redes sociales sobre el primer anime que viste o cual fue ese que te hizo fanático de la animación japonesa. Por mi parte es todo y nos leemos hasta el siguiente viernes de anime.

 

Sobre el autor

Angel Garmol