Cobertura Cultura Korea

#Cobertura | 2° Jornada de cultura coreana: La península más allá del exotismo y la tecnología

Escrito por Asia Stage

Colaboración especial de Edith Yazmin Montes Incin

El evento fue inaugurado por la Directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, la Dr. Angélica Cuéllar; el Consejero de la Embajada de Corea en México, Wonil Noh; la Coordinadora Seminario Universitario de Estudios Asiáticos (SUEA), Alicia Girón y la Secretaria Académica Centro Regional de Investigaciones Muldisciplinarias (CRIM), Maribel Ríos. Posteriormente, el Dr. Carlos Uscanga dirigió algunas palabras para rendir homenaje al Dr. Alfredo Romero Castilla, pionero en los estudios sobre el Este de Asia. El Dr. Uscanga hizo referencia a un libro publicado con el mismo propósito el cual se titula Alfredo Romero Castilla. Docencia e investigación en el estudio de las Relaciones Internacionales. Se reconoció el arduo trabajo del Dr. Romero y su contribución al área.

La jornada se conformó de dos mesas en forma de conversatorio. La primera mesa se tituló La península de Corea: División y guerra. En ella participaron: José Luis León, Eduardo Roldán, Alfredo Romero y Eduardo Luciano y la moderó Juan Felipe López Aymes. En general, se hizo una recapitulación sobre la historia de la península  durante el siglo XX y los especialistas vertieron sus opiniones sobre los procesos políticos, económicos y sociales en la península. Comenzaron discutiendo sobre las causas de la división en la península coreana, si la consideran una guerra interna o externa. Alfredo Romero expresó que la guerra en Corea (1950-1953) no se produjo por la Guerra Fría y reconoció que Corea es un país diverso, en el que existían confrontaciones culturales o territoriales desde antes de la guerra coreana y la división, asimismo planteó que en Corea había habido otros momentos de división, de acuerdo con él fueron: durante la dinastía de Silla, durante la dinastía Tang, las invasiones extranjeras como la mongola y la japonesa por lo que considera necesario hacer estudios sobre la historia del nacionalismo coreano.

Por su parte, Eduardo Roldan hizo referencia a las intervenciones extranjeras, el colonialismo japonés en particular y los sentimientos nacionalistas que predominaron durante este periodo, así como el surgimiento de un sentimiento nacionalista radical y como la división de la península coreana forma parte del entramado internacional de la época, aludiendo a las conferencias internacionales sobre el futuro de la Segunda Guerra Mundial y la forma de concluir la guerra, tales como las Conferencias del Cairo en 1943, Yalta y Potsdam en 1945. José Luis León hizo referencia al proceso desde una visión geopolítica y mencionó al hecho de que la península coreana se consideró necesario impulsar su desarrollo y que tanto en el norte como el sur se encaminaron en este sentido. Un aspecto que resaltó sobre el proceso de desarrollo en el sur es que a pesar de alinearse a Estados Unidos, para este proceso se llevaron a cabo medidas consideradas de izquierda tales como: la reforma agraria, una economía controlada por el Estado, el establecimiento de un plan quinquenal, el peso de la burocracia, el establecimiento de bancos estatizados para el desarrollo. La economía coreana hizo un gran esfuerzo por industrializar el país y hechos internacionales como la Doctrina de Nixon que implicó un distanciamiento en sus esferas de influencia advirtieron la necesidad de modificar el proyecto de industrializar para dar peso al desarrollo de la industria pesada.

Después de explicar el proceso de división, se procedió al análisis del desarrollo en Corea del Norte y Corea del Sur en la que se abordó en qué medida la división determinó sus procesos de desarrollo. Al respecto Eduardo Roldán sugirió que en el caso de Corea del Norte el desarrollo era viable porque tenía los recursos para hacerlo (especialmente en cuanto a materias primas) y sin duda el Estado permitió impulsar la industrialización con base en la ideología juche, además de que contaba con el apoyo de la República Popular China y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Alfredo Romero refirió sobre el mismo asunto que ambas Coreas partieron de las mismas condiciones, es decir, que habían sido una colonia japonesa  y que en ambas hubo dictaduras, que en un contexto de Guerra Fría y bipolaridad, Corea del Norte fue respaldada por la República Popular China y la URSS, mientras que Corea del Sur fue apoyada por Estados Unidos y destacó que incluso Corea del Norte al principio de la división mostró un mayor dinamismo que Corea del Sur. No obstante, con el paso del tiempo, y sobre todo la visión de Park Chung-hee sobre el rumbo de la economía coreana fue la apertura e impulsó un modelo de industrialización orientado al exterior, lo que favoreció el crecimiento económico. Aunque reconoció que en ambos países, la capacidad del pueblo coreano para producir fue determinante.

Para concluir la primera mesa, los especialistas presentaron sus perspectivas sobre la reconciliación entre ambas Coreas. Eduardo Roldán enfatizó en el proceso histórico y que han habido avances significativos, sin embargo mencionó que en la actualidad son los jóvenes surcoreanos quienes no desean la reconciliación o la posible reunificación debido a las consecuencias económicas y sociales que esto implicaría y desde su punto de vista, planteó que una Corea unificada en el futuro podría tener un impacto en la arquitectura internacional ya que podría convertirse en la octava potencia mundial y podría influir en la definición del sistema internacional. Por su parte, Eduardo Luciano habló sobre la unificación desde una perspectiva social y mencionó lo ocurrido en el proceso de reunificación alemán, en el que consideró que es necesario tener en cuenta que la división influye en la forma de pensar y actuar de las sociedades, por lo tanto, una Corea unificada implicaría modificar estos aspectos  ya que la definición de la identidad en gran parte se hace con base en cómo es el otro y mencionó que los norcoreanos que ahora viven en Corea del Sur han tenido que atravesar por un proceso difícil para encajar en la sociedad surcoreana y más que un reconocimiento de la diversidad, han tenido que asimilar la forma de vida de Corea del Sur.

Después de abordar estos aspectos políticos y económicos, la segunda mesa se enfocó en aspectos más sociales y culturales, se tituló Unidad o diversidad cultural. Anteriormente los organizadores reconocieron la importancia de tener este tipo de dialogo (así como lo sugiere el título de la jornada) para conocer más sobre Corea, más allá de lo evidente, es decir, de la ola hallyu y del desarrollo tecnológico de Corea. En la discusión participaron: Silvia Seligson, Nayelli López, León Plascencia y el embajador Leandro Arellano, la mesa fue moderada por Alfredo Romero. Desde una visión antropológica, Silvia Seligson habló sobre la diversidad religiosa en Corea del Sur, desde el chamanismo que es una práctica religiosa muy antigua y que tiene aún presencia en la Corea actual hasta el cristianismo, el budismo y el confucianismo, principalmente. Sin embargo, enfatizó que es importante reconocer esta diversidad ya que se da por hecho que Corea (particularmente Corea del Sur) es un país uniforme cuando no es así, además de que hay presencia de nuevos movimientos religiosos y puso énfasis en la multiculturalidad en Corea, así como la necesidad de ver a Corea desde una perspectiva intercultural.

Por otra parte, Nayelli López también habló desde la antropología sobre otros aspectos religiosos y sociales. Mencionó que en Corea son abiertos a las expresiones religiosas, por ejemplo, se involucran en las festividades de religiones que quizás no son las que practican. Un aspecto interesante que trató fue la cuestión de los matrimonios mixtos ya que es un hecho de que en Corea hay una mayor presencia de lo extranjero y aludió a tres causas: por su política exterior que busca una mayor presencia de Corea en el escenario internacional, la naturaleza de su desarrollo económico y su papel en la cooperación internacional para el desarrollo. Sin embargo, considera en la sociedad coreana prevalece la idea de mantener intacta la descendencia familiar ya que hay un apego por lo sanguíneo por ello los hombres coreanos prefieren casarse con mujeres coreanas pues ellos son quienes mantienen la continuidad familiar, mientras que las mujeres coreanas en la actualidad sí han tendido a tener matrimonios con extranjeros, lo cual también vinculó con la idea que se tiene sobre el papel de la mujer en la sociedad coreana.

León Plascencia Ñol y el embajador Leandro Arellano hicieron referencia a la importancia de la literatura coreana y su desconocimiento en México. León Plascencia considera que la sociedad mexicana no está acostumbrada a este tipo de literatura ya que los coreanos y en general todos los escritores escriben desde su mirada de la realidad y juegan con los elementos que tienen y que influyen en su forma de pensar a partir del contexto en el que se encuentran inmersos. Mientras que el embajador Leandro Arellano planteó el problema de la traducción en México ya que hay muy pocas obras traducidas al español, en este sentido, León Plascencia manifestó el papel de la traducción y de las diferencias culturales ya que considera que no basta con traducir del coreano al español sino que también se debe hacer una adaptación pensada en el público al que se va a dirigir ya que hay expresiones que no existen en otros idiomas y que pueden dificultar el entendimiento y lo que el autor quería transmitir. Los especialistas de esta mesa reconocieron que existen lagunas culturales y sociales que deben ir más allá de lo popular, y que sin duda la literatura coreana es un mundo por descubrir.

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