Akiba-kei Biografía Manga

#BehindTheLine: Shūzō Oshimi

Escrito por Angel Garmol

1981 fue un gran año para lo que eventualmente sería la cultura pop en el mundo. Se formó la banda Metallia y Japón produjo animes como Dr Slump, Urusei Yatsura, Sandybell y una franquicia que, nosotros los occidentales, conoceríamos como Voltron. Artistas como Elijah Wood, Tom Hiddleston o el rapero Pitbull nacieron. Pero, para nosotros los otakus, sería también el nacimiento de un mangaka que en los últimos años, se ha ganado un lugar como uno de los artistas y narradores más perturbadores.  Así que, en la nota de hoy, veremos un pequeño repaso por la obra de…

Shūzō Oshimi

Su fecha exacta de nacimiento, cual mangaka de suspenso que se respete, es un misterio. Solo se sabe que su ciudad de origen es Gunma, tiene un hermano (que a veces es su asistente) y está casado. Si bien, esto podría ser el final de su biografía, tenemos una gran lista de títulos que nos pueden ayudar a entender más sobre su mente, su alma, su enjundia y su forma de ver el mundo.

Oshimi comenzó su carrera con la historia “Superfly” y con ello el misterio que lo envuelve. Mientras algunos medios catalogan este título dentro de la Monthly Shonen, otros lo catalogan como un trabajo independiente del autor, el cual no contó con ayuda de editoriales.

Del mismo modo “Midnight Paranoia Star”, su segunda obra, goza de este misterio, solo que aquí tenemos algunas portadas y ligera confusión con una obra llamada Paranoia Star.

Fue hasta el año 2003 cuando una editorial lo acobija entre sus filas, debutando en el medio mainstream con Avant-Garde Yumeko. La historia trata de una chica llamada Yumeko y sus extrañas alucinaciones; ve todos los objetos como si se tratasen de órganos sexuales masculinos (¡penes!). Para poder calmar esto, decide entrar al club de arte de la escuela. En esta historia el propio autor nos comenta en un “epílogo” que el poder aterrizar conceptos como la lujuria y la sexualidad en un manga, es un mero hecho de hacer arte. Y este estandarte es el que se colocará durante su carrera.

En el 2004 escribe Sweet Poolside, una historia que gira en torno a dos adolescentes, mientras que al chico le causa conflicto el no tener nada de vello corporal, la chica está pasando por todo lo contrario. Es con esta premisa muy simple y en un escenario común de la vida escolar de Japón que Oshimi se adentra en las series largas.

Devil Ecstasy y Yutai Nova exploran más a fundo la psique y entornos de los personajes y protagonistas. En Devil Ecstasy tenemos a Noboru y su miedo a hablarles a las mujeres, junto con un burdel donde comienza el plot. Yutai Nova es una historia con tintes de fantasía, la comedia sigue presente en la vida de del protagonista, pero la historia va mutando a un relato lleno de preguntas sobre la vida y las personas que nos rodean.

De 2008 a 2011 comienza con Hyōryū Net Cafe. Esta obra Sheinen refleja la mente del autor referente al tema de crisis de la edad. El protagonista de esta historia es un adulto joven, asalariado y casado que espera su primer hijo. Un día decide entrar a un café internet y ahí se re encuentra con su primer amor. La cosa pasa a jodida cuando luego de una serie de hechos el protagonista, su primer amor y el resto de personas se encuentran en un lugar extraño.

Durante el 2009 el autor decide probar suerte con otro manga, empezando la publicación múltiple de títulos y este es el punto donde alcanza la presencia mundial. Aku no hana narra la vida de Kasuga y como este ocupa la lectura para “escapar” del mundo. Lo único que le gusta de la realidad es su compañera Saeki. Sus días pudieron haber pasado de forma tranquila, pero Kasuga se deja llevar por sus instintos más vánales y es descubierto por (uno de los mejores personajes que tiene el autor) Nakamura; la compañera anti social de la clase. Esta obra engloba tantas cosas, volviéndose la catapulta y liberación narrativa del autor para ciertos temas, dejando definida su firma personal. Indagar en esta obra requiere un texto aparte, por lo que eso trasfondo queda para otro día.

Un tópico que es recurrente en las obras de Oshimi son las personas con problemas del hablar. Él mismo tiene disfemia, que siendo la explicación más básica es que es el problema del habla enfocado al tartamudeo. En Shino-chan wa Jibun no Namae ga Ienai nos muestra a una protagonista y el periodo en su vida en el que tuvo que afrontar el bullying y problemas por culpa de sus problemas del habla.

Boku wa Mari no naka es la premisa de “este cuerpo no es mio” (más o menos) pero a la japonesa. Un universitario que abandona los estudios y se encuentra hundido en la vida encuentra consuelo en la figura de una chica que frecuenta una pequeña tienda. Una mañana el chico universitario despierta en el cuerpo de Mari y debe descifrar como llevar la vida de ella lo más amena posible.

Si bien, una de las marcas del autor es abordar temas psicológicos, fue en Happiness donde tenemos una historia llena más de “terror clásico” al usar el concepto del muerto vivo por excelencia. “Nosferatu, das vampire… el vampiro”. Okazaki era un chico normal (como la mayoría de los protagonistas del autor) hasta que es atacado por la figura de una chica, que resulta ser un vampiro. Así de sencilla es la trama. Pero, como dicen los grandes escritores: “no es qué cuentas, sino el cómo lo cuentas”, y vaya que Oshimi sabe de eso. Reinventa la idea y la traslada al Japón contemporáneo, mostrando como las problemáticas de la nación pueden ser explotadas en la narrativa.

Chi no Wadachi es otra de esas obras aclamadas del autor. ¿Hasta dónde crees que pueda llegar una madre para proteger a su hijo? Esta pregunta tiene una carga de romanticismo e incluso una moral que se determina a nivel mundial. Sin embargo, el autor lo toma y nos da una historia llena de carga psicológica y una empatía por una persona que comete actos inmorales y peligrosos. A la fecha de publicación de esta nota el manga sigue saliendo, al igual que su obra más reciente.

Aunque el lado más conservador se queja de que los medios solo nos dan series lgbt+ solo por agenda, Oshimi retoma conceptos que no ha explorado tan a fondo, (o que solo lo hizo en one shots) y nos trae Okaeri, Alice. Una maravilla de historia que trata de Yohei, su amor platónico por su amiga Yui y el cómo asimilar que ahora su amigo de la infancia Kei se viste como mujer. Este manga aborda también el tema de la sexualidad, la lujuria y la masculinidad.

El dibujo de Oshimi es uno lleno de versatilidad e identidad. La influencia de artistas surrealistas como Goya, Ernst o Redon se ve reflejada en estos paneles que exploran la mente, los trastornos y como ven la realidad los personajes en sus obras. Su gusto por técnicas como la acuarela, el grafito, los lápices de colores, el dibujo digital y la tinta se ven exquisitos tanto en sus dibujos en la publicación, como en los tomos recopilatorios.

Su diseño de personaje se apega a esta escuela estilo Junji Ito, en donde se dejan de lado los ojos enormes y se prioriza una anatomía más realistas, pero sin dejar de lado la re interpretación de las facciones. Algo curioso es como gran parte de sus personajes masculinos comparten rasgos (como el cabello o usar gafas) con el autor, en una especie de auto inmersión.

La línea es su mayor aliada en los trazos. Muchas veces recurre al achurado o a la técnica del punto perdido para dar texturas y ambientaciones. La forma peculiar que tiene de hacer esos rostros siniestros y el apoyarse más en la interpretación visual que en el diálogo es una de sus cartas de presentación.

Pero, algo que pocas personas mencionan, son sus finales. Estos suelen estar llenos de no optimismo, pero si de un sentido de avance y satisfacción. Por más negra y turbia que sea su historia y su clímax, sus cierres se sienten con esperanza. Al final del día, te sientes feliz y orgulloso por la forma en que aguantaron los personajes. No todo es color de rosa, sin embargo, te deja con un grato sabor y sentimiento por haber leído uno o todos sus mangas.

Leer sus historias en diferentes etapas de la vida creo que es un experimento entretenido. En la adolescencia puedes ver ciertas cosas y en la adultez entender el porqué de eso o incluso darle otro sentido y punto de vista. Me atrevo a decir que la obra de Shuzo Oshimi es la ideal para darle voz a todas esas cosas que nos da pena (incluso asco) decir y que nos sentimos aliviados por tener estas historias, en donde encontramos refugio.

Sobre el autor

Angel Garmol