Hola a todos, espero hayan tenido una excelente semana y un genial inicio de semestre a todos mis colegas de la UNAM. El día de hoy platicaremos un poco sobre lo que se vivió durante toda la semana pasada con actividades diversas que fomentaban a la reflexión sobre los males de la guerra y la violencia con un eje temático, las bombas atómicas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki hace 70 años.
La primera Semana por la Paz México-Japón es una iniciativa de La Gracia Producciones, una casa productora de cine, artes escénicas, editorial y gestión cultural con sede en la Ciudad de México, y la organización sin fines de lucro SOMEJA (Sociedad México Japón Asia), como un esfuerzo en hermanar a ambas naciones para continuar su tradición de no intervenir en otra nación de forma bélica y apoyar el desarme nuclear de forma total en todo el planeta.
La jornada comenzó el 3 de Agosto en el Museo Casa León Trotsky con el monólogo “El Haiku del Derrumbe” por la compañía teatral Teatro para el Fin del Mundo, un relato sobre el contacto que tuvo el declamador con la gente de Fukushima en un viaje que realizó al Japón, en el cual compartió los sentimientos que tuvieron las victimas del gran terremoto-tsunami del noroeste del Japón en el año 2011 y la catástrofe nuclear provocada a consecuencia de las afectaciones que tuvo la planta nuclear de Fukushima. Así mismo, los asistentes tuvieron la oportunidad de ver una serie de fotografías abandonadas después de la tragedia, las cuales mostraban el maltrato después de haber recibido el golpe del mar o el descuido del medio ambiente tras ser dejadas atrás para huir de la radiación.
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El 4 de Agosto pudimos conocer los testimonios de decenas de hibakusha (termino un tanto peyorativo con el que se le conoce a los sobrevivientes de los ataques atómicos) en el documental “Luz blanca, lluvia negra” en el CENART, el cual recopila vídeos informativos sobre la bomba que fueron mostrados a los estadounidenses durante la época para tener aceptación pública del ataque, y las historias de personas afectadas que nos enseñan que el espíritu japonés es más grande que la tragedia, y que el perdón al enemigo es la mejor política ente algo así, siempre y cuando no se olvide el hecho para que no se vuelva a repetir. También ese día pudimos disfrutar de la presentación de la obra de teatro “Ikiru-Vivir” en el Foro Cultural Chapultepec, una adaptación de la película de Akira Kurosawa sobre un viejo burócrata que después de saber que tiene una enfermedad que mermará su vida en poco tiempo decide cambiar su actitud autómata y ayudar a su comunidad.
El 5 de Agosto comenzó con la presentación de la obra en teatro de sombras “El árbol de la vida” en la Universidad del Claustro de Sor Juana, obra que utilizando la técnica asiática de presentar marionetas bidimencionales a través de luz en una manta, nos contó la historia de como los gobiernos corruptos y ambiciosos dañan a las personas que supuestamente deberían proteger, y que sólamente el pueblo unido y bien informado puede combatir males tan grandes.
Ese mismo día se pudo ver en el CENART la proyección de la película “Rapsodia en Agosto” del director Akira Kurosawa, en donde se habla de una familia cuyo patriarca murió en el bombardeo atómico en Nagasaki hace 45 años, y los nietos de este aprenden sobre la importancia de recordar el bombardeo al visitar los lugares afectados por la explosión y al ver los monumentos obsequiados por distintos países, y todo se vuelve aún más complejo cuando tienen que conocer a su pariente nisei de nacionalidad estadounidense, provocando un choque de emociones entre la ira y el perdón.
Para terminar ese día, se presentó el grupo Link Music en el Museo Casa León Trotsky, un grupo de jovenes dedicados a fomentar la cultura de los videojuegos y el anime a través de la música, interpretando música emblemática como el tema principal de Star Fox, Super Mario Bros., The legend of Zelda y uno de mis favoritos, la adaptación de un cuento ruso llamado Korobéiniki, mejor conocido como el tema A de Tetris.
El 6 de Agosto fue el más emotivo de los días que tuvo la jornada, ya que al ser el día que se conmemora la caída de Little Boy sobre la ciudad de Hiroshima, se tocó la campana de la paz ubicada en el parque Lira en la Ciudad de México a las 8:15am, hora en que cayó dicha bomba en 1945. En la ceremonia se guardó un minuto de silencio y se colocó una corona de flores para honrar a las más de cien mil victimas letales que hubo al momento de la explosión y las decenas de miles que murieron por sus heridas y la radiación en las semanas, meses y en algunos casos años después. En la noche de ese mismo día se realizó una ceremonia en el patio de la Universidad del Claustro de Sor Juana conducida por el reverendo Ryoichiro Yoshida de la iglesia Tenrikyô, en ella se realizaron mantras para pedir por la paz del mundo, y se encendió un camino de veladoras entre todos los asistentes a la vista de los gatos que viven en esa escuela.
El 7 de Agosto se realizó un taller sobre “Memoria, Paz y Defensa de los derechos humanos” impartido por miembros de Amnistía Internacional en las instalaciones de Zona de Desgaste, el cual tomo los casos de Hiroshima y Nagasaki como parte aguas para hablar sobre los males de la guerra y la violencia en las comunidades civiles de todo el mundo, y sobre como preservar las garantías de las cuales todos debemos gozar como seres humanos. Durante estos cuatro días también se pudo visitar la muestra “Tatuaje Mexicano-Japonés” en el patio de la Universidad del Claustro de Sor Juana, una pequeña exposición que mostraba parte del trabajo de distintos dibujantes y tatuadores recopilado en el libro “Sólo Manos“. Al mismo tiempo se podía ver la instalación “La Grulla es de todos“, un proyecto de Grulla de Papel en donde se colocaron racimos de grullas de origami con mensajes de paz en las instalaciones de la Universidad del Claustro de Sor Juana, Zona de Desgaste, Casa Refugiados y el Museo Casa León Trotsky.
El sábado 8 de Agosto los chicos de Grulla de Papel impartieron un talle para hacer grullas en Casa Refugiados, las cuales fueron utilizadas en la plantación de los árboles gingko que donaron los Viveros de Coyoacan, una especie que se caracteriza por ser una especie que ha vivido millones de años en la tierra, y su resistencia fue comprobada al ser el primer árbol que volvió a mostrar hojas después de los ataques nucleares; el primero en ser plantado fue llamado Haiku, y se colocó en la área verde que rodea al FARO Tlahuac al sur de la ciudad; donde también se presentó una muestra de danza butoh, casi al mismo tiempo se presentó la exposición “Sables japoneses” donde se dio una pequeña conferencia sobre como apreciar la obra de arte que es una espada forjada al estilo japonés.
El domingo 9 que fue el último de la extensa jornada de actividades se comenzó con la plantación del segundo árbol gingko, al cual se le llamó Hôhô (significa fénix en japonés, y si eres fan de pokémon tal vez ahora muchas cosas tienen sentido) y se colocó en el jardín de la Asociación México-Japonesa en presencia del encargado de negocios de la Embajada del Japón en México, el señor Tôru Shimizu. Durante la tarde se dio otra muestra de danza butoh, esta vez fue la obra “Danzar o morir” en el Museo de la SHCP, un dueto lleno de emoción que representaba el sufrimiento de sufrir algo tan grave como la explosión de una bomba atómica. Para cerrar la jornada se presentó el músico japonés Saburo Iida en el Museo Casa León Trotsky.
Como puedes leer, fue un evento inédito en nuestro país, con más de 25 actividades distintas en distintos lados de la ciudad, organizado por personas con una gran sensibilidad humana que nos recuerdan que a pesar de que han pasado 70 años de un evento que cambió la historia de la humanidad para siempre, los males de la guerra y la violencia continúan. Esperamos ver las sorpresas que nos darán el siguiente año y esperamos que estas actividades crean conciencia en todos sus asistentes.
[…] asiáticos impartidos por nuestros amigos de ACIA, o la organización SOMEJA que realiza distintas actividades en el año por fomentar la cultura de la […]