Primero se creó la rueda, luego el auto y, como el ser humano es enfermamente competitivo, llegaron las carreras de autos. La emoción de acelerar a fondo, quemar llanta y afrontar en algunos casos a la muerte cara a cara llevó a los aficionados a experimentar diferentes formatos. Desde NASCAR hasta la fórmula uno todos los fanáticos se emocionan. Pero, Japón siendo Japón, le puso su toque de adrenalina.
Su topografía dio paso a caminos que serpentean entre montañas, con curvas cerradas que le dieron al piloto de carreras Keiichi Tsuchiya una muy brillante idea: el drift. Esta técnica de manejo consiste en derrapar el auto de tal manera que haga movimientos que le permita girar sin necesidad de bajar la velocidad. Esta técnica se hizo tan popular que inspiró al mangaka Shuichi Shigeno escribir una historia que hoy en día es todo un clásico de clásicos.
Inital D es esta historia y comienza con la presentación de Takumi Fujiwara, un chico que se lleva la vida muy tranquila y que siente un nulo interés por los autos, siendo lo opuesto a su amigo Itsuki Takeuchi que se la vive pensando en autos, motores y formas de costear uno. Ambos trabajan en una gasolinera, junto con su senpai Koichiro Iketani, quien es el líder de un grupo de conductores que participan en carreras clandestinas.
En una de estas carreras Iketani pierde y para recuperar el estatus acude con un piloto que es toda una leyenda viviente del drift llamado Bunta. Este rechaza en primera instancia, pero luego decide mandar a su hijo a competir, a cambio de una promesa. El chico en cuestión es también todo un experto en el drift y lo logró al ser el repartidor de tofu del negocio familiar y conocer casi como la palma de su mano los caminos de las montañas. Y este nuevo piloto resulta ser… ¡Takumi Fujiwara!
Ahora Takumi debe dar todo y conocer este mundo de carreras y encarar a pilotos muy experimentados, mientras pule y recuerda todo lo que le enseñó su papá a bordo del legendario Toyota Sprinter Trueno AE86 GT-Apex.
El arte del anime hoy en día se ve viejo, pero el estudio Gallop y Comet pusieron todo de sí a esta pieza audiovisual. Quizás no fueron pioneros, pero si se atrevieron a experimentar con el CGI de la época para darle animación a los autos y cuidaron detalles como el movimiento de la cámara y la propia física de los autos. El diseño de personajes está en un punto medio entre modelos más caricaturizados y modelos realistas. Por momentos los rostros si se ven raros, debo admitirlo, aunque también tienen cuadros donde se vuelven muy expresivos. La paleta de colores es sobria y la fotografía toma peso en las escenas de carreras que se desarrollan en la noche, pues se las soluciona para tener luz y detalle.
Inital D es un anime simple, con una premisa que se cuenta en pocas palabras, tal cual lo vimos en esta nota. Sin embargo, tiene una trama que avanza, un guion que le da su espacio a cada personaje, carreras emocionantes y una banda sonora que se puede escuchar en todo momento para levantar el ánimo. Si eres de la vieja escuela es muy seguro que lo hayas visto, si eres público joven vale dale una oportunidad y ver que tanto ha cambiado el anime en estos años, sobre todo en el apartado visual. De verdad que vale mucho la pena ver esta serie.
Ahora te toca a ti. Dinos en redes sociales tu opinión de este anime, así como de dejar tus sugerencias. Por mi parte sería todo y nos leemos hasta el siguiente viernes de anime.
Cuando tu compa le mete a fondo en una calle de 30km/h