Los animes escolares o de recuentos de la vida son buenas opciones para entrar en el mundo de la animación japonesa. Por lo general su trama no es complicada: los protagonistas acuden a la escuela, lidian con problemas clásicos de adolescentes y todo termina ya sea con el festival escolar o un viaje. Todo esto con un ambiente de comedia, al menos en los más populares.
En el 2018 se estrenó uno de estos animes, tomando como un eje principal el concepto de juegos llamado Asobi asobase. Es la adaptación de la obra de Rin Suzukawa, y la historia comienza cuando Kasumi, una chica que no le gustan los juegos, encuentra molesta la forma de jugar el yan ken po (la versión japonesa del piedra papel o tijeras) de dos de sus compañeras: Hanako, una chica con buenas notas y Olivia, recién llegada al colegio que finge ser norteamericana pero que no sabe nada de inglés. Olivia le pide jugar una ronda de yan ken po a Hanako, ganando esta última.
Un par de juegos después las tres deciden formar “el club de estudio de jugadores” (lo que sea que eso signifique) él cual se convierte en todo un dolor de cabeza para el consejo escolar, compañeras y prácticamente a cualquier persona que decida cruzarse en el camino de estas tres.
Los capítulos de Asobi asobase se componen de pequeños fragmentos, en los cuales veremos a nuestras protagonistas no solo jugando, sino que también conviviendo con otras personas de la escuela, charlando sobre el noviazgo y, como no podía faltar, haciendo referencias a obras tanto orientales como occidentales. La estética de los personajes es muy fiel a la obra original y momentos de lo mas bizarros se transportan del papel al movimiento de una manera única y sobre todo divertida.
Puedes pausar la animación cuando estén haciendo una cara o un gesto cómico o raro y ya tienes un meme o sticker para tu colección. Es una buena opción para descansar un rato de la rutina y sobre todo, para aprender nuevos juegos para retar a tus amigos.