Una de las cosas que tuvo un cambio muy abrupto fue el hecho de trasladarnos de casa a la oficina o a la escuela. Algunas personas han aceptado el hecho de que ahora el trabajo y la educación se puede hacer desde casa y, para otras, el salir debe cumplir una serie de pasos y protocolos para garantizar un sano traslado.
¿Quién hubiera pensado que algo tan rutinario correría el riesgo de perderse? Así que, para esas personas que extraña el salir de casa, y también para aquellos que les fastidiaba eso, tenemos una recomendación que toma esta idea y nos muestra todo lo que puede pasar en un trayecto que damos sentado que es una rutina aburrida.
Chio-chan no Tsuugakuro narra la cruzada de Chio para llegar cada día a la escuela. Nuestra protagonista es una estudiante de preparatoria que lo que más le molesta en el mundo es destacar y que se considera una persona nada interesante. Todo esto cambia cuando la vemos hacer un sinfín de proezas cada mañana cuando sale de casa y se cruza con personas o escenarios hilarantes.
Algunas de estas proezas incluyen el ir saltando de tejado en tejado, como en cierta franquicia que trata de unos asesinos y su credo. También la vemos “competir” contra otras personas, tal es el caso de Mayuta (un matón de una pandilla de motociclistas que ve a Chio con ojos de asombro) o Madoka (una chica que practica un deporte llamado “Kabadi”) y que ve en Chio a una potente rival a vencer.
En medio de esta locura tenemos también a sus amigas. Yuki es una prodigio en el deporte y Chio se siente intimidada por ella, pues es una de las personas más populares de la case. También tenemos a Manana, la fiel compinche de Chio y que sabe, sin querer en la mayoría de los casos, sacar a su amiga de la rutina y hacerla pasar por momentos de alto riesgo para su edad, ejemplo de esto es la vez que se encuentran un cigarro usado en la calle y deciden llevarlo a la escuela.
Por último, hay que mencionar a Chiharu, la hermana pequeña de Mayuta y que es una enorme fanática de la técnica de los mil años del dolor de Kakashi sensei, pues siempre anda cazando a Chio y sus amigas para jugar a este cruel pasatiempo.
la vida da muchas vueltas en sus muchos caminos.
Diomedea apostó por algo muy sencillo, pero muy frenético cuando se requiere. Los fondos son muy simples y predomina lo monótono del color gris concreto. Incluso hay momentos donde los fondos se ven hechos con poco cuidado y las texturas son casi inexistentes, al punto que varios sombreados son solo achurados. El diseño de personajes es igual simple, pero con la diferencia de que este es muy elástico y muchas veces veremos a los protagonistas hacer caras muy serias o muy chuscas, que le dan ese punch a la comedia que usan.
Chio-chan no Tsuugakuro es de esos animes que solo te piden sentarte y dejarte llevar y aunque son situaciones muy absurdas las que vive Chio, estoy seguro que tendrás alguna anécdota que se parezca o se acerque a sus desventuras. El humor de la serie por momentos puede llegar a ser muy japonés y pasan cosas que entenderás dependiendo de tu nivel otaku, sobre todo las referencias a otras franquicias y medios. Podrá no ser “La comedia del anime”, sin embargo, si te logra sacar unas muy buenas risas.
Y ahora te toca a ti. Dinos en redes sociales tu opinión sobre este anime, así como de dejarnos tus recomendaciones, y cuéntanos también si extrañas el salir al trabajo o la escuela. Por mi parte sería todo y nos leemos al siguiente #viernesdeanime.
Tú/un pastel de Bodega Aurrera