Creo hablar por mucho de nosotros al decir que uno de nuestros sueños de la infancia era pilotear un robot gigante. Animes mechas como Mazinger, Gundam, Voltron y otras más como los power rangers nos alentaban a tomar los controles de un ser metálico enorme y luchar para defender el lugar donde vivimos, el planeta tierra o toda una galaxia. El heroísmo y determinación de los pilotos nos enseñaba el concepto de valor y, en algunos casos, de sacrificio.
El contenido referente a mechas está lleno de acción y muchos disparos. Aunque, existe una serie que toca temas psicológicos, sociales y hasta morales. Y no, no estamos hablando de evangelion, esta serie a la que nos referimos es Bokurano.
El anime comienza con un grupo de 15 niños que estaban disfrutando de su campamento de verano. En una ida a la playa conocen a Kokopelli, un “programador” que se encuentra trabajando en un nuevo juego e invita a los chicos a probarlo, registrándolos en el acto. Luego, despiertan en la playa aturdidos y momentos después presencian la aparición de dos robots, junto con un ser llamado “Koyemshi”. Este ser los teletransporta a la cabina del robot, en la cual ya estaba Kokopelli y les enseñas las reglas de combate y como pilotear al robot.
En su primera batalla el piloto elegido es Takashi Waku. Salen victoriosos, pero Takashi cae al mar y uno de los chicos cree que fue un accidente. Es hasta el segundo combate cuando descubren que el robot, ahora llamado “Zearth”, consume la vida del piloto. Ahora, los chicos deben enfrentar un peligro sofocante, cambiar juegos divertidos por una muerte segura y confiar en ellos para garantizar nuestra supervivencia.
La serie es del año 2007 y se siente ese cambio e incursión de nuevas tecnologías en el anime comercial de televisión. El estudio Gonzo optó por una paleta de colores con una ligera desaturación y tonos neutros tirando a fríos en los momentos clave, esto con el fin de dar esa sensación de desesperanza y duelo por el que pasan los protagonistas. También usa un diseño de personajes que deja de lado los ojos muy grandes por unos más estilizados, al igual que el trazo de los cuerpos.
La dirección experimenta también con el CGI. Los robots fueron animados por este medio. Hoy en día no se ven sorprendentes e incluso se ven toscos, pero esto le da una sensación de realismo a la física de los combates.
Bokurano no es para todos. Es una serie que empieza lento, tomándose el tiempo y se siente esa vibra que transmiten los animes largos. Es por el capítulo 4 o 5 cuando entra en un ritmo frenético y el guion se las va arreglando para no caer en algo repetitivo, metiendo dramas personales, así como críticas y mensajes sobre la sociedad, problemas personales, relaciones familiares y, sobre todo, lo duro que es dejar de ser niño, para ver lo cruel que puede llegar a ser el mundo.
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