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#Opinión | Asesinatos en Japón, ¿Qué los detona?

Escrito por Pablo Millan

Hola a todos. Esperamos estén teniendo una excelente mitad de semana y hayan disfrutado de su puente el lunes pasado. El día de hoy su servidor quiere hacer algo nuevo. Hace unos días en la redacción de Asia~Stage platicabamos sobre el reciente caso del horror encontrado en el barrio de Zama al sur de Tôkyô, para los que no se hayan enterado fue el arresto de un joven de 27 años de edad cuyo nombre no ha sido liberado a los medios quien después ser encontrado sospechoso de la desaparición de una joven japonesa que había hecho declaraciones suicidas por twitter se le encontraran los restos de al menos 9 personas diferentes en su refrigerador.

La impactante noticia se convierte fácilmente en tema de conversación entre las personas que la escuchan, pero en lo personal me llama la atención la frecuencia con la que suceden actos con este nivel de violencia en Japón. Para la sociedad mexicana la violencia se encuentra ligada a la guerra contra el narcotráfico entre el ejercito y la policía federal contra los grupos de crímenes organizados, o con los homicidios pasionales entre adictos y borrachos en los barrios populares, pero rara ves nos encontramos con un homicidio cometido por una persona con un perfil bajo, haciendo memoria puedo recordar el caso del “Caníbal de la Guerrero” quien igual que el caso de Zama guardó restos humanos en un refrigerador, el “Asesino de gays” quien cazaba hombres homosexuales en bares de la zona rosa y el chico medalla de oro en la olimpiada de física que asesinó accidentalmente a su amante y la desmembró para esconder el cadáver.

Ahora, haciendo memoria sobre el mismo tema pero en el archipiélago nipón, cuando recién me acerqué a la cultura japonesa, allá por el año 2008, me enteré de la ahora llamada “Masacre de Akihabara”, donde un sujeto cansado de lo que llamó en sus propias palabras “su horrible vida” atacó con un cuchillo a 11 personas, dando muerte a 7 de ellas a plena luz del día en el popular barrio de Akihabara. Al tener ese primer encuentro con la violencia que se puede llegar a vivir en Japón, el país con el menor índice de crimen en el mundo mis amistades me relataron casos anteriores que desconocía, como el homicidio de un niño de 12 años y el lesionamiento con un cutter de varios niños en 2004 por su compañera de clase quien posteriormente sería bautizada por los internautas como “Nevada-chan” por una fotografía que le tomaron usando un suéter con la palabra Nevada.

Igualmente podemos hablar de los ataques terroristas perpetrados por la secta budista Aum Shinrikyo y su líder Shôkô Asahara que en 1994 y 1995 esparcieron gas sarin en un barrio de la prefectura de Nagano y en el metro de Tôkyô respectivamente, así como el llamado “Asesino Otaku” que violó y asesinó 4 niñas de entre 4 y 7 años de edad que junto al homicidio de varios estudiantes de una escuela de élite en Ôsaka por un ex intendente del lugar dejaron boquiabiertos a todos los japoneses en el año 2001. Y por último tenemos el caso del homicidio múltiple del año pasado donde un joven de 26 años de edad apuñaló a 26 personas en un hospital para discapacitados en la ciudad de Tôkyô, dando muerte a 19 de ellos.

Todos estos casos tienen sus particularidades, pero si se intenta a ver de forma general, sólo el caso del “Asesino Otaku” fue realizado por alguien a quien realmente catalogaríamos como una persona desequilibrada. En los demás casos podríamos decir que son personas que no se hallan dentro de la sociedad en la que viven, ya sea que las presiones sociales y el no poder cumplir las expectativas, el no soportar un ambiente de hostigamiento constante o no encontrar la realización intelectual y espiritual dentro de lo que llaman civilizado.

Sin duda ninguno de los casos anteriormente mencionados tienen una justificación, pero son una llamada de atención para una sociedad que a muchas cosas siempre contesta “así lo hacemos los japoneses“, y es posible que ese estilo de hacer las cosas no sea el mejor para el 100% de sus ciudadanos. La civilidad japonesa es famosa en todo el mundo, hacen fila para todo, recogen su basura en los estadios y hacen rajio taiso todas las mañanas; pero dentro de estas virtudes existen pautas que pueden ser muy duras para algunas personas, penalizaciones sociales como el aislamiento por realizar una actividad de una forma diferente es algo común, la indiferencia ante el problema del bullying en las escuelas por parte del personal académico es pan de cada día, y el individualismo en las grandes urbes pueden ser algunas de las múltiples razones por las que surgen estos homicidas.

Ninguna sociedad es perfecta, y en todos los países se pueden encontrar casos violentos de distintas categorías, pero los homicidios realizados por ciudadanos comunes y corrientes siempre me llamarán la atención por recordarme lo que dijo el Joker en el comic “The Killing Joke” de Alan Moore: “Un mal día es todo lo que se necesita para llevar al hombre más cuerdo a la locura”.

¿Tú qué opinas de estos casos? ¿En tu país hay casos parecidos?

Sobre el autor

Pablo Millan

Redactor Sección Japón / Community Manager / Prensa

Egresado de Relaciones Internacionales por parte de la UNAM, apasionado de la cultura japonesa. Estudió japonés durante 5 años en la escuela de idiomas de la Asociación México-japonesa Kaikan y el CEI de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán. Ha participado en simposios sobre origami, ikebana, ceremonia del té, cerámica japonesa, ukiyo-e, sumi-e, confección de kimono, cocina japonesa y juegos de mesa japoneses en la UNAM, el Kaikan y el Museo Nacional de las Culturas. Promotor de la cultura japonesa en México siempre busca documentar las exposiciones en museos y galerías de artistas japoneses y de festivales culturales.

Gusta de la música rock en todos los idiomas, sus bandas japonesas favoritas son The Pillows, Asian Kung Fu Generation, Tokyo Ska Paradise Orchesta y Plastic Tree. Un lector empedernido que disfruta de novelas de Haruki Murakami, Anne Rice, Herman Hesse y George Orwells. Practica el arte marcial japonesa Aikidô y ostenta el titulo de 5 kyû con cinta verde. Gusta de las finas artes como la pintura, el teatro, la orquesta y la poesía, al igual que los videojuegos, las comedias televisivas, el anime, la caricatura estadounidense y el cine.