Hola a todos, esperamos hayan tenido un excelente fin de semana. Hoy les queremos hablar de un tema que de seguro a muchos les causa interés, debido a que es la expresión artística más consumida en el mundo y al mismo tiempo la más rechazada socialmente, por supuesto hablamos del tatuaje.
Hace poco tuvimos la suerte de asistir a una magna conferencia en la Academia de San Carlos en el centro histórico en la Ciudad de México impartida por el tatuador con más de 2 décadas de experiencia Yoichi Tanaka. Él comenzó su carrera a los 16 años, cuando consiguió que el dueño de una tienda local de tatuajes de su natal Fukôka le prestara la maquina para tatuajes y empezara a tatuar su propia pierna y la de sus amigos.
Su hermano mayor al encontrarlo tatuandose a sí mismo, le mostró los tatuajes que se había realizado él en un estudio en la metrópolis de Ôsaka, con lo que tomaría la decisión de mudarse a dicha ciudad a la edad de 18 años y volverse aprendiz del maestro Horikane, tatuador que realizaba trabajos para los yakuza (mafia japonesa).
Después de 2 años fungiendo funciones como aprendiz (limpiar el local y casa del maestro, limpiar los instrumentos, preparar la comida y limitar el aprendizaje a la observación) terminó su relación con su maestro de manera un poco tensa, pero sin cortar el contacto por completo, para después abrir su propio estudio en la misma ciudad a inicios de los años 2000.
Actualmente es tatuador en la Timeline Gallery en Los Angeles, California, y se caracteriza por el uso del tebori, aguja tradicional japonesa que consiste en una vara de bambú con un juego de agujas, con lo que obtiene resultados con mayor nitidez en los colores y sombras al rellenar el trabajo realizado previamente con máquina. Y su trabajo puede ser visto en su página de instagram (lugar de donde sacamos las imágenes para ilustrar esta nota).
Durante la conferencia nos platicó la historia del tatuaje japonés como lo conocemos actualmente, teniendo sus antecedentes en los tatuajes chinos realizados hace miles de años para la identificación de las distintas tribus, tradición que llegó a Japón con sus primeros habitantes. Posteriormente, al rededor del s. V o VI, el tatuaje se comenzó a utilizar como una forma de identificar a los criminales, marcando sus brazos o frentes con distintos símbolos dependiendo el crimen que hubiese cometido.
Al crearse un vinculo entre la piel entintada y los actos criminales y rechazados por la sociedad, los criminales empezaron a usarlos con orgullo y forma de intimidar a sus victimas, por lo que los grandes jefes yakuza mostraban su posición tatuando la mayoría de su cuerpo.
Esta tradición sigue vigente hasta el día de hoy, por lo que la sociedad japonesa tiene un prejuicio por la persona tatuada, creyendo que esta se encuentra en actividades ilícitas que pudieran perjudicar al negocio, algunos locales (en especial baños públicos y de aguas termales) prohíben la entrada a personas con tatuajes, sean estos como los usados por los yakuza o no.
Existen 2 grandes iconos del tatuaje japonés, el dragón y el pez koi (carpa de agua dulce), ambos símbolos de valentía, fuerza y perseverancia. Los cuales se pueden ver en muchos de los trabajos del maestro Tanaka, aunque no se limita a esta iconografía y explora distintos estilos como lo es el estadounidense y el de los latinos residentes en su actual país de residencia.
El tatuaje japonés es hermoso en muchos sentidos, en su estética y su filosofía, y se distingue entre los estilos de los demás países, razón por la que sigue siendo tan popular el día de hoy como hace siglos. Ojala en un futuro cercano la discriminación y el prejuicio por la gente con tatuaje sea sólo parte de los libros de historia y se le reconozca como lo que es, arte.