Hola a todos, espero hayan tenido une excelente fin de semana y que muchos hayan podido asistir al evento del que vamos a hablar. Como dijimos la semana pasada, el staff de AsiaStage asistió a la Asociación México-Japonesa, ubicada en el sur de la ciudad a unas cuadras del metro Barranca del Muerto en la linea 7 color naranja, al festival de otoño Akimatsuri 2014.
El festival abrió sus puertas puntualmente a las 11 am como se había prometido en los flyers que circularon por más de 1 mes en internet, recibiendo a los asistentes que pagaban sus $30.00 MXN de entrada con un Yakult y unos cacahuates Nishikawa.
Tomando el formato de una kermes mexicana, uno debe entregar su dinero en el “kaikan bank” para cambiarlo por billetes de 50, 20, 10 y 5 “kaikanpesos” para poder gastar en los distintos locales que encontrará bajo la carpa gigante que cubre todo el evento de la posible lluvia (que sí hubo en las últimas 2 horas del evento, gracias carpa gigante).
La oferta de productos fue enorme como cada año; comenzando por la comida, pudimos encontrar comida japonesa en distintos formatos, los okonomiyaki de mariscos y calpis del restaurante Daruma, el gyûdon de Sakiya, los takoyaki y taiyaki de Yaki-Yaki, los onigiris asados de Robata (minisuper mikasa), el ramen y sushi del restaurante de la Asociación una interesante propuesta de comida fusión con tamales de soya y tofu a la cajeta, o los raspados hechos por los chicos de la Asociación de Jóvenes Nikkeis, contando también con un stand completo que vendía toda la variedad de pocky que se pueden comprar en México, sin olvidarnos de una barra completa de resfrescos y cervezas para los que gustaran de acompañar su comida de algo más tradicional de nuestro país.
Los objetos que uno podía adquirir en los locales era inmensa; estaban como siempre los amigos de Taira chan ofreciendo cientos de artículos kawaii como peluches, tazas, papel para origami, pelotas de playa y cuadernos. El Minisuper Mikasa llevó la variedad de artículos que venden en su “Tienda H” que va desde pequeños llaveros de kokeshi, grullas de origami y samurais, hasta juegos completos de té, cerámica y arroceras eléctricas para preparar gohan. Por su parte la Asociación México-Japonesa dio lugar para que japoneses ofrecieran productos de forma individual, como una familia que vendía cajas para bento de distintos estilos y tamaños, un stand de objetos de estudio ghibli y pokémon center, shodô en tablillas hechas por Carmen Harada sensei (8vo dan de shodô y mi primera profesora de japonés) o como el caso de una anciana a la cual le compré una taza de cerámica hecha por ella (les presumo mi taza nueva). También hubo venta de libros usados y nuevos, siendo toda una aventura buscar entre cientos de libros de bolsillos que van desde manuales de gô hasta novelas europeas traducidas al japonés, sin olvidar los manga originales en japonés.
Para el recuerdo de la visita había varios juegos de destreza que iban desde los tradicionales mexicanos de los juegos de canicas, hasta el clásico japonés de atrapar al pez dorado para tener una nueva mascota. La tómbola ya es un clásico de los festivales de la Asociación, y en esta ocasión se pudo ver nuevamente a cientos de participantes felices que se llevaron desde un juego de cuchillos japoneses hasta un televisor de alta definición de 42 pulgadas por su boleto de $200.00 MXN. También había 2 stands donde uno podía tomarse fotos con ropa tradicional japonesa, uno con kimono y hakama, y el otro con kabuto (armadura samurai).
Las actividades culturales tampoco podían faltar. En el salón de la Cámara Japonesa de la Industria se presentó por último día la exposición 2014 de la pintura de la maestra Midori Suzuki dedicada a los pueblos mágicos como Taxco, Valle de Bravo y Tepoztlan. En el salón principal del restaurante se podía visitar la exposición de los participantes del concurso de ikebana de este año con piezas gigantes que superaban los 2 metros de altura y otras más pequeñas que destacaban por el uso de flores nacionales. En el primer piso del restaurante se podían ver los tesoros permanentes de la Asociación, una armadura samurai del siglo XVII, el mikoshi (altar portatil que se carga en los festivales) y una hermosa pintura al estilo ukiyo-e. En la parte de atrás de la Cámara Japonesa de la Industria se encuentra el jardín japonés de la Asociación, que presenta un estilo sobrio con una cascada artificial, un estanque con peces koi y un jardín zen de tierra.
En el jardín se presentaron varios artistas, entre los que destacan Saburo Iida con su proyecto de música tradicional japonesa interpretada con instrumentos electrónicos, el grupo de taiko Ryukyukoku Matsuri Daiko México Shibu se presentó con su amplio repertorio de canciones tradicionales de la isla de okinawa, la escuela de aikidô Shosenjuku dio una pequeña demostración de defensa personal con sus alumnos cinta negra e igualmente la escuela de iaido Tenshin Shoden Katori Shinto Ryu México demostró como se usa la mítica katana siguiendo la escuela más antigua del Japón.
Al final del día el evento tiene algo para todos los amantes de la cultura japonesa, es un lugar para reunirse con los amigos, conocer gente con gustos similares y aprender cosas nuevas. Creo mi única queja sería una muy extraña, y es que cada ves va más gente al festival, haciendo que cada año quede más pequeño el lugar para que todos puedan disfrutar de él.
Espero les haya gustado la reseña del evento y nos vemos la próxima semana para ver lo mejor de la cultura japonesa en Asia~Stage.
[…] ya hasta nos han dado pequeñas muestras de la flor, estos son el Zoológico de Chapultepec, la Asociación México-Japonesa y el más reciente, el Parque Masayoshi Ôhira, lo cual me llena de alegría […]