Hola a todos, la semana pasada vivimos varios eventos para los amantes de la cultura japonesa y coreana, y en la redacción de Asia~Stage recibimos una de esas noticias que entusiasman de sobremanera a un servidor, el parque Masayoshi Ôhira había sido recuperado después de 20 años de no recibir mantenimiento.
Me gustaría compartir con ustedes mi primera experiencia con el parque, fue cuando estudiaba la carrera y al mismo tiempo el idioma japonés, por lo que empecé a tener amigos con el gusto por el anime y la cultura japonesa. Una día, el amigo de una amiga me contaba de su nueva conquista, y que no sabía si llevarla a comer sushi o un picnic al parque japonés, a lo cual mi reacción fue “¿Hay un parque japonés en México?”, a lo cual él me indicó con precisión como llegar, así que aprovechando que una amiga había venido de visita desde Querétaro, fuimos a buscar el parque.
Mi experiencia fue agradable, mas tengo que decir que no esperaba mucho de un parque público. En ese entonces encontré un parque abandonado, con muchos graffitis, basura y un espejo de agua completamente seco y con lodo en el fondo, pero con el encanto de poseer puentes curvos, una lámpara tradicional de piedra y dos enormes tori, tal cual lo debe llevar un jardín japonés. Posteriormente regresé en dos ocasiones, una para realizar una sesión de fotografías a unas amigas vestidas con kimono y otra más para realizar un mini documental sobre Japón para una tarea de la carrera, no volvería a pensar en el parque Masayoshi Ôhira durante casi 5 años.
Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos.
Poema XIV, Pablo Neruda
El pasado jueves 12 de marzo, con la presencia del excelentísimo embajador del Japón en México Akira Yamada y miembros de la comunidad japonesa en la Ciudad de México, se dio por reinaugurado el parque Masayoshi Ôhira después de meses de trabajos de recuperación y una inversión total de 6 millones de pesos mexicanos, los cuales fueron aportados por el gobierno de la Delegación Coyoacán, la Asociación Mexicano-Japonesa y la Embajada del Japón en México.
El parque recibe su nombre del expremier japonés Masayoshi Ôhira, que en junio de 1980 fue el primer Premier japonés en realizar una visita oficial a México, estrechando las relaciones diplomáticas entre ambas naciones. El parque originalmente fue fundado en plena Segunda Guerra Mundial en 1942 unos meses antes de que México le declarara la guerra a Japón, y tras la visita del señor Ôhira al país, fue renombrado con el nombre que se le conoce actualmente en 1981. Según los testimonios de los vecinos del lugar, el parque no había recibido mantenimiento en más de 20 años, dejándolo en el estado en el cual yo lo encontré hace casi un lustro.
La recuperación del parque fue total, dejando un magnífico paisaje para deleitarse la vista en una tarde de domingo. Los pasillos del parque fueron tapizados con piedrecillas que indican por donde es posible pasar, destacando la isla del jardín que fue tapizada con piedrecillas de tono rojizo que la hace destacar de los alrededores. Los puentes, el puerto y los tori fueron repintados, eliminando los desagradables graffitis que los habían invadido, incluyendo un nuevo tori al fondo del parque, el cual destaca no sólo por ser más pequeño que los otros 2, si no que posee un trazo del kanji 生 (sei, vida) en una estructura metálica, y una nueva lámpara de piedra junto al puerto.
El espejo de agua fue reparado por completo, teniendo ahora dos fuentes de agua cristalina, se llena hasta su nivel adecuado, haciendo del cruzar los puentes del jardín una actividad divertida e incluso romántica. Una de las fuentes que abastece al espejo de agua forma una cascada, creando un agradable sonido de agua, lo cual invita a meditar o realizar yoga sobre el puerto que se encuentra cerca. También se le agregó una nueva fuente a la entrada del gran tori, la cual tiene una forma de volcán, lo cual nos puede recordar al emblemático Monte Fuji o al Popocatepetl, símbolos del Japón y México.
La vida abunda en el parque, comenzando por los enormes robles que crean komorebi (palabra japonesa sin traducción para el juego de luz y sombra creado por las hojas de un árbol), o las flores típicas de la Ciudad de México en tonos rojos, amarillos y morados. Una gran sorpresa han sido las nuevas especies introducidas al parque, primero encontramos que se han agregado algunos brotes de bambús, planta que siempre nos recuerda al lejano oriente, después pudimos ver árboles de ciruela, cuyo tronco rojo y flor rosa en primavera nos acerca un poco a la experiencia del hanami (acción de ir a ver las flores de cerezo), también pudimos ver algunos ejemplares de planta de edamame (fríjol verde japonés que se acostumbra consumir como botana con bebidas alcohólicas), y por supuesto, lo que más me ha entusiasmado, se han plantado 15 árboles de cerezo donados por la Asociación Mexicano-Japonesa, lo cual nos promete experiencias inigualables en el futuro. También pudimos ver que el parque además de ser visitado por humanos, también algunas ardillas, palomas, urracas y otros pajaritos lo han convertido en su hogar.
Si vives en la Ciudad de México es una visita obligatoria, y esperemos que con el cuidado de todos y el trabajo de mantenimiento quincenal que se le planea dar, dure muchos años igual de hermoso este parque. El parque Masayoshi Ôhira se localiza en la colonia Country Club en la delegación Coyoacán, sobre la avenida que lleva el nombre de la colonia, muy cerca del metro General Anaya de la línea 2 color azul.
[…] estos son el Zoológico de Chapultepec, la Asociación México-Japonesa y el más reciente, el Parque Masayoshi Ôhira, lo cual me llena de alegría […]